Comentario: El pianista
yugoslavo, aunque residente en Francia, Bojan Zulfikarpasic,
nacido en 1968 y comercialmente conocido como Bojan Z., constató
en Vitoria lo que lleva mostrando ya desde hace unos cuantos
años: que estamos ante uno de los mejores "jóvenes"
pianistas europeos, gracias tanto a las grabaciones a su nombre,
como por la participación en distintas colaboraciones
y grupos, especialmente por su papel en Azur Quintet, la formación
del histórico contrabajista francés Henri Texier.
Sin aviso previo, el pianista estructuró su concierto
en dos partes diferentes, que no radicalmente diferenciadas.
Solobsession, grabación a piano solo del año
2001 y editada en el sello francés Label Bleue, fue
en cierta manera el hilo conductor de la primera parte del
concierto. El tema que da título a este disco o la
recreación de Don't Buy Ivory, Anymore de Texier mostraron
muy buen gusto en la búsqueda de la melodía,
el uso (que no abuso) de su mano izquierda como soporte rítmico
y una gran técnica sobre el teclado de un no demasiado
reluciente Steinway.
La segunda parte del concierto resultó una agradable
sorpresa no anunciada. Su solo se transformó en un
dúo gracias al acompañamiento en tres de las
piezas por parte del saxofonista francés Julien Loureau.
Tanto al tenor como al soprano, su sonido mostró tanto
la limpieza requerida por algunas de las piezas, como un tratamiento
menos habitual a lo acostumbrado en plazas como Vitoria. Su
presencia supuso un acercamiento a la música balcánica
y resultó un placer escuchar a ambos músicos
extrayendo sonidos no al uso de sus instrumentos: el saxofonista
pulsando sin soplar las llaves del tenor y el pianista manipulando
las cuerdas del piano.
El resultado fue un magnífico concierto, grata sorpresa
para una gran parte de la audiencia, magníficamente
estructurado, con un ritmo que hizo que el interés
no decayera en ningún momento. Esta labor fue agradecida
con las correspondientes ovaciones. En respuesta los músicos
obsequiaron al respetable con sendos bises, a dúo el
primero, a piano solo el segundo, con las luces del teatro
encendidas y un público entusiasmado.
José Francisco
Tapiz