Comentario:
Don Byron se ha labrado una reputación
internacional como músico y arreglista tanto dentro
del jazz como de otras músicas, aparentemente no
muy conexas entre sí, aportando creatividad y virtuosismo.
Música clásica, salsa, funk, klezmer, hip-hop,
swing, be-bop, free jazz, etc... toman una nueva dimensión
en manos de Byron. Aclamado sobretodo como clarinetista,
tanto por la crítica como por los lectores de muchas
revistas de jazz, fue galardonado “Artista de Jazz
del año” por la revista Down Beat en el año
1992.
Los fraseos de Byron al clarinete son muy elaborados y
destilan mucho saber-hacer. Asimismo, como activista político
progresista, a veces presentaba cada tema en tono sarcástico
haciendo referencia a distintas anécdotas que acabaron
siendo temas. Demostraba dotes de líder de su banda
a la que canalizaba inteligentemente, llevando la música
de un terreno a otro.
Hug Marsh al violín hizo un uso eventual de los
pedales modificadores de sonido con el que logra darle
distintas dimensiones al sonido global del grupo.
Kermit Driscoll al bajo eléctrico llevó
muy bien la base de los temas, en función del estilo
de los mismos, por ejemplo, en los temas más funk
utilizaba el típico toque con el pulgar (slap).
Pheeroan Aklaff tiene la particularidad de saber adaptarse
al sonido del grupo de forma discreta aunque a la vez
portentosa en cuanto al valor añadido que su saber-hacer
le otorga. Esta discreción, en ocasiones pasa a
ser protagonista absoluta en cuanto a enérgicos
pero sabios toques de batería que pueden llevar
a destrozar alguna que otra baqueta como de hecho ocurrió
al final del concierto.
El mejor momento del concierto fue cuando interpretaron
el célebre “In a silent way” de Miles
Davis. Dada la estructura compositiva del tema a base
una melodía simple y repetitiva, aunque no monótona,
sobre la que se van aplicando improvisaciones, los músicos
se emplearon a fondo llevando la música al clímax
emocional que el público capto y disfrutó.
Desde esta reseña quiero agradecer a la organización
este festival de verano, que aunque sea discreto en cuanto
a difusión pública, permite al público
local disfrutar de grandes músicos, quizás
alejados de los circuitos comerciales, además de
ofrecer entradas y abonos a conciertos a precios mucho
más bajos de lo que estamos acostumbrados en esta
ciudad.
Bernat Comerma