Comentario:
Pasan los años y nos vamos haciendo viejos,
pero el circuito de jazz joven del INJUVE resiste tenazmente
cada temporada a los recortes presupuestarios que sistemáticamente
amenazan su supervivencia. Este año han pasado por el escenario
del Café España tres bandas de procedencia variada, representativas
de otras tantas maneras de entender el jazz o como quieras
llamarlo: de Alicante llegaron
DOLÇ TAB JAZZ PROJECT,
una propuesta arriesgada no tanto por su repertorio sino por
situar en el liderazgo sonoro a un instrumento como la dulzaina,
comletamente inusual en el jazz. Si el asunto funciona es
sobre todo por una atmósfera muy latin que llega al espectador
y el buen trabajo de Josep Alemany, que realiza un esfuerzo
encomiable por darle color jazzístico a su instrumento, habitual
en verbenas populares. Echándole imaginación vienen a la mente
aquellos discos de Yuseef Lateef o Dewey Redman donde, al
calor de melodías orientales, aparatos similares se integraban
en el jazz con naturalidad.
A
JOHN PINONE le correspondió el papel transgresor,
algo perfectamente explicable pereteneciendo al grupo el guitarrista
Javier Adán, un músico de gran talento a la hora de estructurar,
crear ambientes sonoros y extraer sonoridades alucinantes
de las seis cuerdas. Los Pinone pueden dejarte de todo menos
indiferente, arrasan con todo lo que pueden y derrochan humor
sobre el escenario, especialmente su trompetista, Carlos Pérez.
Difíciles de olvidar temas como la deliciosamente irreverente
versión del himno español y americano (con imitación de Aznar
incluida), la lectura de
Una muy bonita de Ornette,
o
Mosca cojonera, espectacular lección de biología
musical.
Para el final quedó el trío de
JOSÉ ALBERTO MEDINA,
un pianista canario con muy buenas ideas y talento para desarrollarlas.
Su trío camina muy junto, con una identidad sonora definida
y gran concentración. Medina atesora una mano izquierda
muy sabia, y con la derecha trabaja las líneas melódicas con
una delicadeza que a menudo nos trae a la memoria a Brad Mehldau,
de quien recoge además un gusto por los finales simples, sin
parafernalia. De lo mucho y bueno que escuchamos esa
noche me quedaría con un
Nardis emocionante y un
Equinox
de John Coltrane más que digno.
Bueno, pues otro año del INJUVE y veremos qué pasa el que
viene. El tiempo pasa, nos vamos haciendo jóvenes...
Mario Benso