ORNETTE COLEMAN
Symphony Hall, San Francisco. 7 de noviembre de
2002. 7:30 de la tarde. 2000 personas.
Fotografía: Roberto Barahona
- Comentario:
Estimados amigos jazzistas:
El jueves 7 de noviembre, cerca de las 7 y media de
la tarde, me encontraba en San Francisco en el Davis Symphony Hall esperando que
comenzara un histórico concierto. Histórico para mí porque sería la primera
vez que escucharía a Ornette Coleman en vivo. El teatro, donde normalmente se
presenta la sinfónica de San Francisco, tiene capacidad para más de dos mil
personas pero cuando me ubiqué en mi butaca -cerca del escenario- sólo había
llegado un puñado de personas. Pensé, el público aun no consigue apreciar a
Coleman y se van a perder algo que sucede cada vez menos, Ornette en un
concierto. Pero poco antes de comenzar el concierto el lugar estaba repleto, mis
dudas no tenían base..el jazzista San Franciscano es más cool de lo que
pensaba. De hecho, apenas una docena de personas se retiró del concierto a
pocos minutos del comienzo. Obviamente no conocían a Coleman, cuya música no
es fácil de escuchar sin haberla estudiado antes. Es lo que me sucedió a mí
en los años 60 y sólo la aprecio desde los 80.
Una batería que parecía más apta para un
concierto de Rock que de jazz, un contrabajo acústico, una trompeta, un saxo
alto y un violín y una buena cantidad de parlantes y micrófonos ocupaban el
escenario. El director del festival de Jazz de San Francisco nos dio la
bienvenida, nos informó que la música que escucharíamos esa noche fue
compuesta especialmente para el evento; trató de vender entradas para otros
conciertos del festival y anunció que se prohibían las fotografías y las
grabaciones. Ambas advertencias fueron ignoradas por mí y por un colega, luego
explico.
A las ocho en punto comenzó la función; el trío
compuesto por el baterista Denardo Coleman y el contrabajista Charnett Moffett
entró y tomó su lugar; Ornette vestía un traje verde eléctrico que brillaba
con las luces, una camisa onda Hawaii y zapatos italianos... se veía súper
cool. Pero no era la persona que me imaginaba... es una anciano, camina lento e
inseguro.. balbuceó algo ininteligible en el micrófono y se llevó el saxo a
los labios. Inmediatamente se transformó en el Ornette que he escuchado durante
décadas. El sonido es el mismo, el vigor, la intensidad, sus ideas geniales,
están intactos.
Iniciaron el concierto con un tema rapidísimo, puro
Coleman. Durante todo la actuación, los temas variaban de dinámica, volumen y
tiempo de acuerdo a los tres músicos, no había un líder y aunque parecería
que era un caos, todo estaba completamente organizado y ordenado. Tanto así,
que de repente dejaban de tocar pero de manera sincronizada, no pude entender
cómo, porque la forma de los temas no la alcancé a descubrir, algo que no me
había sucedido antes con su música. Lo mismo le sucedió al resto de la
audiencia, no nos atrevíamos a aplaudir porque no estábamos seguros si el
solista ya había concluido su solo.
Denardo Coleman hizo su debut con su padre y Charlie
Haden en el LP Empty Foxholes cuando tenía catorce años; la prensa no trató
bien a Ornette. Denardo era sólo un estudiante y no estaba preparado para el
trabajo que le impuso su padre. Durante el concierto Denardo no me impresionó.
Pienso que es un músico adecuado pero aún no está al nivel de su padre u otro
músico profesional. Denardo se limita a un interminable solo de batería (8th
notes triplets) y, en los temas más rápidos, es incapaz de llevar el pulso en
los platos, sólo toca negras, con poco swing. Conozco a varios bateristas
chilenos que podrían haber hecho mejor papel.
Charnett Moffett es hijo de Charles, el baterista
que formó parte del trío de Coleman en los años 60. Es un contrabajista
formidable. Usó arco para casi todos sus solos; su pulso le da la base al
conjunto. Hizo amplio uso de la electrónica para mudar el sonido de su bajo. A
veces sonaba como Jimmi Hendrix, ¡genial!
Coleman en varias ocasiones, mientras improvisaban
Denardo o Moffett, tomaba la trompeta, se la ponía en los labios, soplaba un
poco, pero la devolvía a su atril. En las dos ocasiones en que decidió tocarla
lo hizo de manera insegura y las notas que emanaron eran desafinadas y poco
musicales. Me imagino que por este motivo desistió. El violín fue otra cosa.
Lo toca con el arco en la mano izquierda. Tiene un lindo sonido y las ideas
estaban a su altura.
El concierto duró dos horas sin interrupción. A
Coleman prácticamente lo tuvieron que sacar del escenario. Cuando eran cerca de
las diez, se escuchó la voz de uno de los organizadores por detrás de la
cortina, Ornette levantó un dedo y dijo "just one more".
De regreso en Monterey, supe que otras tres personas
- que participan en un foro de Coleman al que pertenezco - también asistieron
al concierto. Uno viajó desde Arizona e hizo una grabación en mini disc, la
que prometió compartir con los interesados de ese foro. Me contó que lo hizo
escondiendo el micrófono en su sombrero! Yo saqué un rollo de fotos en blanco
y negro con mi Leica, que es casi invisible y no hace ruido.
El 22 de noviembre espero ir a Yoshi's en Oakland
donde se presentará Kenny Burrell.
Saludos, Roberto
Roberto
Barahona
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