Comentario: Gustos aparte, lo que
resulta indudable es que con Metheny y Frisell, Scofield forma
algo así como la Santísima Trinidad de la guitarra
contemporánea, al menos en lo que se refiere a arrastre
popular. A pesar de ser un habitual en la cartelera festivalera
española y haber pasado por Madrid en numerosas ocasiones,
cada nueva aparición por estos escenarios se convierte
en todo un acontecimiento para su legión de incondicionales.
Una expectación que en esta ocasión
parecía justificada si tenemos en cuenta que tras un
período más volcado hacia sus inclinaciones
rockistas auspiciado por el auge del fenómeno de las
"jam bands", su vuelta al formato de trío
se anunciaba como una especie de reencuentro con el jazz más
clásico. Pero no nos engañemos, en cualquier
terreno Scofield siempre suena sobre todo a sí mismo,
esa es precisamente su gran virtud.
En lo que será el repertorio de un
nuevo disco que se grabará próximamente, el
trío presentó nuevas composiciones del propio
Scofield, en ese estilo mezcla de post-bop y funk que tan
buenos resultados le dio en la época de su cuarteto
con Joe Lovano, y con ese fraseo suyo tan característico,
ligeramente distorsionado y plagado de inflexiones "bluesy",
aunque eso sí no abusó demasiado de los pedales
de efectos, limitados por regla general a un discreto y curioso
adorno final, salvo en un tema en el que se entregó
al clásico sonido "wha-wha" para regocijo
de la parroquia.
Aunque casi todo el protagonismo recae en
los solos de Scofield, que a veces adquieren velocidades sobrenaturales
sin perder su pasmoso dominio técnico, recordando la
figura del "super-héroe-guitarrista" tan
propia de la mitología del rock, buena parte del carácter
de este grupo procede de la maquinaria rítmica del
tándem Swallow-Stewart. No quedó mucho espacio
para su lucimiento solista, pero sí lo suficiente para
destacar el melodismo de Swallow, que saca de su bajo eléctrico
un sonido tan etéreo que a veces se asemeja al de una
guitarra acústica.
Dada la considerable duración del concierto, alrededor
de 2 horas, Scofield dosificó sabiamente entre sus
composiciones algunos estándares, como "Everything
I Love" y "Alfie", sin duda para cambiar un
poco de atmósfera y no hacerse demasiado reiterativo.
Así se atrevió también con el bop del
"Chi Chi" de Charlie Parker y cerró el concierto
con la propina del clásico de Louis Armstrong "Do
You Know What It Means to Miss New Orleans", que acabó
en solitario con una bonita coda final con la que puso el
broche de oro a una velada que no defraudó a sus fieles.
Cayetano López