BILL FRISELL QUINTET
- Localidad: Madrid
- Fecha: Martes 22 de octubre 2002
- Lugar: Teatro La Abadía (lleno)
- Hora: 21:00
- Músicos:
Bill Frisell (guitarras eléctrica y
acústica, sampler y efectos)
Jenny Sheinman (violín)
Tony Scherr (contrabajo y guitarra acústica slide)
Kenny Wollesen (batería)
Sidiki Camara (percusión africana y voz)
- Comentario: Desde hace ya casi 10 años
Bill Frisell se dedica a explorar el folclore y el cancionero norteamericano
en todas sus variantes y colores. Su maravilloso disco de 1992 Have A Little
Faith mostraba todos los ingredientes que en adelante iban a integrar su
coctelera sonora: compositores "serios" como Copland o Ives, el
folk de Bob Dylan, el blues de Muddy Waters, el jazz de Sonny Rollins, las
marchas de John Phillip Sousa e incluso el pop de Madonna (sí, la
mismísima). Sin embargo, aunque con algunos resultados notables, las
sucesivas obras de Frisell se han sumido progresivamente en la rutina y en
la reiteración. Con estos precedentes y con la inesperada baja por
enfermedad de uno de sus mejores interlocutores, el trompetista Ron Miles,
el concierto de Madrid presentaba presagios poco halagüeños.
Sin embargo, finalmente la actuación resultó agradable y entretenida,
sobre todo porque Frisell apostó por la variedad estilística de Have A
Little Faith (1992, Elektra Nonesuch), aunque sin alcanzar resultados
tan convincentes como en este disco. El quinteto arrancó el concierto con
una larga pieza que se inició con una abstracción sonora de la que primero
emergió una melodía a cargo del violín de Sheinman y a la que se sumaron
los demás músicos para culminar, a modo de himno, en "Coffaro’s
Theme", una típica pieza country friselliana.
A continuación, el periplo musical prosiguió por tierras norteamericanas y
visitó el hard-bop, Tin Pan Alley y el blues, más alegre que triste, para
luego dar un salto hasta el Sahel maliense y ofrecer un tema africano que no
hubiese desentonado en una actuación de Ali Farka Touré, artista al que
Frisell ha afirmado admirar. El concierto se cerró con el dylaniano "A
Hard Rain’s A-Gonna Fall" que recibió un tratamiento similar al
"Live to Tell" de Madonna antes citado –aunque sin la ironía-,
en la que la repetición de la melodía estableció una tensión resuelta
por Frisell con su toque más rockero y orgiástico. Como propina,
"What the World Needs Now" de Bacharach, que dejó a todo el
mundo, músicos y público, con una sonrisa.
Frisell demostró que ha dejado atrás la época del "guitar hero"
y que prefiere mantenerse en un segundo plano y centrarse en construir
paisajes sonoros, aportando con su guitarra variaciones que indican nuevos
caminos por los que se debe adentrar el grupo. Claro está, este edificio se
vendría abajo si no contase con unos músicos más que solventes, entre los
cuales el martes destacaron la violinista Jenny Sheinman y el contrabajista
Tony Scherr.
Diego Sánchez Cascado
Volver a los conciertos