Comentario: Vinny Golia y Ken Filiano inauguraron, como participación extranjera, el festival "Nits de música" organizado por el cada vez más consagrado músico de jazz de vanguardia Agustí Fernández.
Instalado en Los Ángeles, California (EUA), Vinny Golia es multiinstrumentista (capaz de tocar más de veinte instrumentos de viento diferentes), director y compositor. Como pieza clave del panorama jazzístico de la costa oeste ha participado en grabaciones y conciertos con formaciones de distinto número de integrantes, ya sea en solitario o hasta formando parte de una gran orquesta.
Por su parte, el contrabajista norteamericano Ken Filiano no se queda corto en cuanto a experimentación artística ya que en su currículum consta la fusión entre música clásica, jazz o libre improvisación, incluso ha participado en acciones multidisciplinares con danza o voz.
El dúo empezó su concierto con Vinny Golia (VG) al clarinete bajo y Ken Filiano al contrabajo aunque también cabría añadir a la percusión mediante contrabajo. VG es capaz de sacar de su instrumento una gran variedad de sonidos y matices, lo que le da un gran peso específico como músico. Utilizaban partituras aunque esto no quitaba sus fases de improvisación.
Tras la pieza introductoria de unos doce minutos VG substituyó en clarinete bajo por el shakuhachi que es una flauta travesera japonesa de bambú. Tenía aires de música hindo-arabesca mediante susurros soplados, muy suave, incluso frío pero intenso. Ken Filiano (KF) utiliza eventualmente una pequeña vara metálica para extraer nuevos sonidos del bajo. A medio tema VG cambia el shakuhachi por una enorme flauta barítono, metálica, de metro y medio de alto, apoyada al suelo y con dos escuadras para que pueda soplarse en posición normal.
El saxo soprano abrió la nueva composición con un estilo más cercano al jazz occidental. Contenía una gran variedad tonal. Combinaba bien los silencios. Ambos músicos se emplearon a fondo.
Para el siguiente tema, VG utilizó un saxo recto con un tamaño entre un soprano y un sopranino. No se si era una versión de segundo pero su sonido era algo más grave. Con éste, realizó un magnífico solo, dotado de grandes facultades musicales e interpretativas. KF a veces utilizaba escobillas metálicas como elementos percusivos sobre las cuerdas del contrabajo.
La penúltima pieza fue la más rítmica, marcada por los toques con arco y rascado de cuerdas del bajo de del KF. VG iba cambiando de flauta barítono a flauta travesera común.
El bis, de unos seis minutos hizo de colofón del concierto de una hora y cuarto. Esta pieza final estuvo llena de variaciones, paradas y arrancadas, cambios de ritmo, disonancias bien llevadas al clarinete.
En resumen, aunque sólo eran dos músicos, supieron transmitir al público su buen hacer colmando cualquier expectativa.