Comentario: La orquesta
vino a interpretar el tema "inscape-tableaux" que consta de siete
partes y dura algo más de una hora. Barry Guy presentó a los
integrantes de la banda y agradeció explícitamente poder contar
al piano con Agustí Fernandez, también organizador del festival,
que sustituía a Marilyn Crispell, ausente por motivos no especificados.
Tras esto, empezó como director, compaginando esta tarea con la de
tocar su contrabajo, cuya estructura estaba modificada y le daba una magnífica
sonoridad. Mats Gustafson en una ocasión codirigió a la banda.
Como una carta de presentación de vigor musical y sin concesiones
la orquesta empezó a tocar todos a una, al máximo volumen,
siendo los únicos intrumentos amplificados el piano y el bajo. En
ese momento muchos pensamos, como público, que no tendría
piedad de nosotros, aunque luego, a lo largo de la pieza, ésta se
fué transformando en diversas fases que podrían resumirse
en una masa sonora aglutinada sin tempo ni melodía; chasquidos, ruiditos
varios, pizzicattos, grititos, canturreos y pequeñas percusiones;
guerras ruidosas entre instrumentos; suave melodía claramente definida;
y solos combinados con otras fases.
En las partituras se insertaron unos símbolos o dibujos a mano, como si fueran códigos inventados con el fín de determinar ciertas formas de interpretación. Eventualmente, los directores utilizaban unas cartulinas con varios signos como una "S", que servia para indicar a determinado músico que realizase un solo, unas ondas sinusoidales o un rectángulo con unos puntos equidistantes. Este lenguaje de símbolos lo extendían con las manos, haciendo determinados gestos con distintos fines. Con ello, convivían la libre improvisación con la partitura original.
Al ser una composición variable hizo que el mensaje, en general, no fuese monótono aunque también hubo momentos más álgidos que otros, por ejemplo cuando Evan Parker soltaba con su soprano un chorro de notas mientras el resto de músicos iba por otros derroteros, pero la superposición de todos los sonidos conseguía darle una forma global a la melodía. Mats Gustafson también hizo amplio alarde de su poderoso toque de saxo convirtiéndose a veces en el epicentro del terremoto sonoro. La nota más cómica la dieron Herb Robertson y Johannes Bauer con ocasionales canturreos y algún que otro baile del oso. A Lytton se le intuía ya que lo tapaba la tuba. Todos los músicos, de altísimo nivel, hicieron un buen papel y se les notaba bien cohesionados, incluido el "sustituto" Agustí Fernandez que demostró con su bagage musical estar a la altura del resto de la banda.
Lo que al principio parecía una tormenta musical se fué tornando en un microcosmos en el que cada elemento forma parte de un todo y tiene su razón de ser a la vez que todos los elementos se complementan entre sí. Creatividad en estado puro bien materializada.
Al acabar el concierto, los músicos saludaron al público, que respondió con aplausos durante varios minutos lo que hizo que tras retirarse de la sala volviesen a saludar. Aun siendo música "dificil" los artistas derrocharon calidad creativa y el mensaje llegó a los asistentes.
Guy ha sabido envolverse de grandes músicos
que combinando composición con improvisación han creado un
lenguage musical lleno de variedad de texturas, arquitecturas, estados de
ánimo, humor, locura, seriedad...