Localidad: El Bruc (Barcelona)
Domingo 6 de octubre 2002
Comentario: Con toda seguridad muchos recordaran el episodio del joven pastorcillo poniendo en fuga a las tropas napoleonicas con la colaboración del eco de las montañas de Montserrat. Afortunadamente este domingo no había ningun tamborilero en el escenario del Centro Cultural de El Bruc ya que si emulando a aquel con sus redobles hubiera puesto pies en polvorosa a los no peninsulares, habrían sobrado dedos de una mano para contar a los que quedábamos.
La sesión de improvisación juntaba a parte del grupo de Wade Matthews-Phil Durrant que el día anterior había participado en el Festival de Musica Contemporánea de Alicante (donde por primera vez se programaba a un grupo de música improvisada y cuya actuación en diferido se podrá escuchar en Radio Dos de RNE el día 21 a las 24 horas) con el colectivo IBA (Improvisadores de Barcelona Asociados). Sobre los participantes anunciados hubo algún cambio: Anette Krebs no estaba previsto que participara y sí la miembro del IBA, la trompetista Ruth Barberán. Este cambio fue desde luego fundamental para el resultado final del sonido del encuentro ya que potenció la sección electrónica, que tendría un gran peso.
Como todo primer encuentro el discurso que fue creando el grupo se basó en la continua escucha de las aportaciones que iban haciendo los demás miembros. Una escucha que fue fundamental ya que el septeto para entablar conversación optó por el lenguaje minimal que está imponiendo la escuela improvisadora berlinesa más actual. Una conversación en la que los pequeños matices, el recorrido sobre las llaves del instrumentos, pequeños roces, una sacudida del arco… eran pistas, los adjetivos… Por supuesto como en toda sesión improvisada hubo sus momentos más logrados y esos momentos de conversación muerta en la que como en una conversación tradicional se puede recurrir a hablar del tiempo. Como muestra de que en el magma que se "IBA" construyendo era algo vivo (pese a la sensación "ambient") estaban los golpes casi arrítmicos que Wade daba sobre la tarima. Había un corazón.
Lo que mas llamaba la atención era la gran cantidad de arcos que se podían ver en escena. ¡Había mas arcos que en una película de indios!. Con la salvedad de Matthews y Fages (cada día mas reconocible con su sonoridad), todos los utilizaron. Desde los lógicos en su instrumento de Martine y Durrant (nivelazo el de los dos), a uno arqueado, que permitía tocar todas las cuerdas que usó Nikos, a los dos que usaron Costa (alguno seguro que viéndolo, podría plantearse si este hombre toca el acordeón o toca sobre un acordeón, ya que en sus entresijos, piezas, partes y desgloses introdujo todo tipo de utensilios para ser allí manipulados) o Anette (que sostenía en sus piernas una guitarra a la que frotó con "nanas" algodones, puso clips…. pero tampoco "tocó"). Pese al despliegue armamentístico no hubo ninguna salida de tono, nadie elevó la voz, ni pretendió imponer su discurso.
Una hora de diálogo bucólico y casi "pastoril" (pese a la ausencia del pastorcillo del tambor) repartido en dos improvisaciones (la primera más larga, con Wade al clarinete). En el intermedio, sólo "un matrimonio mayor" abandonó la sala. El público se mostró satisfecho al termino. La sala, en el ayuntamiento local, un edifico modernista, sonó perfectamente en acústico (sólo la electrónica, por razones obvias, estuvo enchufada). Testigos especiales los dos gigantes de la localidad (figuras fundamentales en los festejos de la Antigua Corona de Aragón). Un balance más que positivo ya que afortunadamente el tamborilero del Bruc no hizo huir a los extranjeros y hubo publico. Aunque lo importante fue que en el escenario había buenos improvisadores.