Comentario: La penúltima velada de la muestra
ibicenca arrancó con el trío del joven pianista catalán (24 años)
Jordi Berni. Formación de trío y repertorio estándar. Piano, contrabajo
y batería para un lenguaje revisionista.
La presencia del trío es válida en esta
muestra por su valor significativo. Fiel reflejo de lo que sucede,
fundamentalmente, en la "east coast" catalana. Mucha revisión,
mucho bebop y (casi) nada nuevo que llevarse a la boca.
Fotografía: Mercedes Garijo
Jordi mostró ser un pianista
con cualidades musicales y técnicas suficientes. Suficientes para
labrarse un futuro de solvencia profesional. Lo que el tiempo dirá
(todavía es prematuro) es si su nombre aportará diferencia al jazz
español. Si esas cualidades que se le presumen serán capaces de labrarse
un camino propio.
Su repertorio, con la
excepción de dos temas, se basa en el del "book". Trata de
recrear, no de crear. Sus palabras le delataron: "vamos a intentar
imitar esa estética".
El estándar puede ser un
punto de partida. Fuente para el estudio del lenguaje. Medio, que no fin.
De momento en Jordi Berni es fin. Oscar Peterson suena a Oscar Peterson.
McCoy Tyner a McCoy Tyner. Lo dicho, el tiempo dirá.
MEDESKI, MARTIN &
WOOD
La actuación de Medeski,
Martin & Wood suponía la primera con rango de gran estrella
internacional de la muestra. La primera de la muestra fue, a su vez, la
primera en España para el trío. Se ha hecho esperar su presencia a pesar
de más de diez años de bagaje escénico y discográfico.
Su arsenal instrumental
relegó a un lateral del escenario la actuación anterior del trío de
Jordi Berni. El piano y mil teclados de Medeski y la mesa de
"juguetes" percusivos de Billy Martin ocupaban lo suyo.
Fotografía: Mercedes Garijo
El comienzo de concierto fue
ciertamente esperanzador (sobre todo ante oídos tan prejuiciosos como los
míos). Arranque de inmensa creatividad "free" recibida con gran
sentido del humor por el público (el arsenal de patitos de Martin ayudó lo
suyo). Se demostró una vez más que al público se le juzga demasiado de
antemano. Es más capaz de lo que a veces creemos. Sonidos
"arriesgados" pueden ser perfectamente bienvenidos.
Sin embargo lo que de primeras
fue prometedor derivó en un recital plano y abrumador. El sonido (con
querencia hacia los graves) hizo de las suyas. Mucha densidad sonora pero
poco discurso. Sin caer en excesos concesivos pero sin desarrollar en
demasía las ideas.
Momentos brillantes los hubo
(la versión de "Afro Blue" fue ejemplo) pero se perdieron en
una música que parecía reivindicar el "no hay tregua" de
Barricada. Consiguieron lo que sólo Marcus Miller había conseguido este
verano conmigo... que me fuera antes de tiempo.
Sus buenos momentos fueron los
suficientemente buenos como para ser conscientes de la calidad del trío
(individual y colectivamente). Para mí, al menos, consiguieron el
beneficio de la duda.