Comentario: El concierto del Esbjörn
Svensson Trio era uno de los momentos esperados del festival
del Injuve y no defraudó en absoluto, aunque oscureció,
con su arrebatador concierto, la interesante propuesta de Liftoff.
LIFTOFF
Es sabido que las comparaciones son odiosas y muchas veces injustas.
Y eso fue lo que ocurrió ayer en perjuicio de Liftoff,
un joven cuarteto mayoritiamente portugués* que ofreció
una actuación, si no notable, al menos prometedora. Prometedora
porque Liftoff suenan como un verdadero grupo, sólido,
muy trabajado, con una mayoría de composiciones propias
(cuatro de las seis interpretadas ayer). Prometedora porque
son músicos de muy buen nivel (sobre todo los dos solistas
casi absolutos, el pianista y el vibrafonista). Prometedora
porque con esa formación (piano, vibráfono, bajo
y batería) consiguen eludir la alargada sombra del Modern
Jazz Quartet, la referencia absoluta en este tipo de instrumentación.
Y prometedora porque son muy jóvenes y su margen de mejora
es muy grande.
Entre los "peros" habría que mencionar que
las cuatro composiciones originales (todas ellas de Óscar
Marcelino da Graça) que presentaron ayer, exploraron
el mismo paisaje intimista, pausado, tal vez no demasiado adecuadas
para un escenario grande y abierto como el de Ibiza, a lo que
se añadió un excesivo apego del cuarteto a la
forma. Sin embargo, los dos estándars con que cerraron
su actuación "My Funny Valentine" y "A
Night in Tunisia", inteligentemente rearmonizados, permitieron
calibrar el valor del cuarteto en un territorio completamente
familiar para el oyente. Y pasaron la prueba con buena nota.
ESBJÖRN SVENSSON TRÍO - EST
Y luego vino el Esbjörn Svensson Trío (EST para
los amigos) y armó el taco. Estos tres suecos llevan
ya juntos más de 10 años, tienen siete discos
(más un DVD) a sus espaldas y han alcanzado un nivel
de compenetración envidiable. Pero, sobre todo, han logrado
desarrollar una propuesta y un sonido totalmente propios, con
referencias clásicas europeas y jazzísticas (tienen
un disco dedicado íntegramente a las composiciones de
Thelonious Monk), pero que también -y cada vez más-
beben del pop y del rock. Y ahí surge la originalidad
de EST: parten de estructuras muy sencillas, ritmos y armonías
propias del pop/rock (con alusiones a Massive Attack y al teclista
Craig Armstrong) que estallan en pedazos y se transforman en
un monstruo musical que atrapa irremisiblemente al oyente.
Son maestros en la creación y el dominio del "dramatismo"
sonoro, con una abundante y sabia utilización de los
ostinatos y los efectos de tensión, combinados con momentos
pausados, delicados, una fórmula que en manos de músicos
menos dotados caería seguramente en lo machacón
o en lo intrascendente. Pero EST se mueve en el filo de la navaja
y consigue salir indemne, sobre todo porque a la gran categoría
del trío suma una pasión contagiosa. Y lo mejor
es que EST evoluciona, ahora integrando cada vez más
los efectos electrónicos (utilizados por los tres músicos)
con gran gusto. El resultado fue una actuación gozosa,
que permanecerá en la memoria como un gran momento musical.
Esperemos que se repita.Y pronto.
Diego Sánchez Cascado
* El pianista y batería son portugueses, mientras que
el vibrafonista es canadiense y el bajista brasileño.