Fotografías © Nuno Martins, 2003
Portugués: Eduardo Jorge Chagas
Español: Eduardo Jorge Chagas - traducción: Diego Sánchez Cascado
A noite prenunciava uma grande festa de free jazz. Mas, que vi e ouvi em
Coimbra? Um trio decepcionante que não passou da mediana rotina; lamentavelmente,
encontrei Gayle sem energia e a deixar-se sistematicamente enredar nos seus
próprios clichés e lugares comuns.
Ao piano, ainda pior. Já sabia, mas ao vivo tive a confirmação: Gayle não
é um Pianista. Entre um estilo monkish atabalhoado e trapalhão, mais abstracto
que o de Monk, e uns leves acenos a Cecil Taylor (insuportável a comparação,
porque lhe fica tão penosamente desfavorável), Gayle está longe de assumir
uma voz própria e distinta no instrumento, ficando-se pela mediania de quem
"até toca benzinho" (desde que por pouco tempo, bem entendido,
o que não foi o caso). No entanto, e apesar de tudo, houve bons momentos
musicais, insuficientes, porém, para fazer de Charles Gayle o herói da noite.
Nota alta para Sirone, pelo acerto, elegância, humildade e perseverança, porque é preciso tê-las em boas doses para acompanhar Charles Gayle ao piano sem dar sinais de enfado. Gerald Cleaver esteve bem, embora em piloto automático. Qualquer baterista da segunda divisão faria igual (ou melhor), o que só confirma a rotina em que vive este Charles Gayle Trio, que me pareceu ter-se deslocado a Coimbra simplesmente para cumprir calendário. Não foi uma noite para esquecer, mas felizmente a minha memória selectiva encarregar-se-á de, com o tempo, colocar este concerto no devido lugar.
Uma nota final (baixa) para a qualidade técnica do som, que prejudicou principalmente
o tenor. Este quer-se mais seco, bem recortado e de volume mais elevado,
para melhor se poder apreciar os registos agudos, uma "vantagem comparativa"
de Charles Gayle. Na mistura algo pobre que chegou ao público venceu a bateria
(apesar dos notórios esforços de Cleaver para tocar em baixo volume), perderam
os outros instrumentos e no cômputo geral perdemos todos. Fica para a próxima.
Eduardo
Jorge Chagas
El concierto del Charles Gayle Trio en Coimbra, no me llenó. Francamente,
esperaba más y mejor, aunque es cierto que mis expectativas se basaban única
y exclusivamente en el conocimiento indirecto que tengo de las tórridas
actuaciones en vivo del tenor de Nueva York, patentes en las grabaciones
que realizó para los sellos FMP, Victo, Silkheart y Knitting Factory. Nota alta para Sirone, por su acierto, elegancia, humildad y perseverancia,
que es necesario tener en buenas dosis para acompañar a Charles Gayle al
piano sin dar señales de estar enfadado. Gerald Cleaver estuvo bien, aunque
con el piloto automático puesto. Cualquier batería de segunda división lo
haría igual (o mejor), lo que confirma la rutina en la que está sumido este
Charles Gayle Trio, que me dio la impresión de que se desplazó hasta Coimbra
únicamente para cumplir con el compromiso. No fue una noche para olvidar,
pero por fortuna mi memoria selectiva se encargará, con el tiempo, de colocar
a este concierto en el lugar que le corresponde. Eduardo Jorge
Chagas Traducido por Diego Sánchez
Cascado
Aquella noche se anunciaba como una gran fiesta del free jazz. Pero, ¿qué
vi y oí en Coimbra? Un trío decepcionante que no pasó de una medianía rutinaria;
lamentablemente, encontré a un Gayle sin energía y que se dejó enredar de
forma sistemática en sus propios clichés y lugares comunes.
Al piano, todavía peor. Ya lo sabía, pero en directo tuve la confirmación:
Gayle no es un pianista. Entre un estilo monkiano confuso e insustancial,
más abstracto que el de Monk, y unos leves acentos a lo Cecil Taylor (comparación
que no se sostiene porque le resulta tan penosamente desfavorable), Gayle
está muy lejos de tener una voz propia y distinta en el instrumento y se
queda en la medianía de alguien que "no toca mal" (desde hace
poco tiempo, claro, lo que no es el caso). Sin embargo, pese a todo, hubo
buenos momentos musicales, insuficientes, sin embargo, para convertir a
Charles Gayle en el héroe de la noche.
Una nota final (baja) para la calidad técnica del sonido, que perjudicó
sobre todo al tenor. Éste debe ser más seco, más diferenciado y con un volumen
más elevado para poder apreciar mejor los registros agudos, una de las "ventajas
comparativas" de Charles Gayle. En la mezcla de sonido algo pobre que
llegó hasta el público (pese a los notorios esfuerzos de Cleaver para tocar
a bajo volumen), se perdieron los demás instrumentos y, a fin de cuentas,
perdimos todos. Tal vez la próxima vez.