Primera Jornada del Festival "Jazz em
Agosto" 2003.
Comentario: Ensamble
de saxos para recrear la música del gran Julius Hemphill dirigido por Marty
Ehrlich, alumno de Hemphill. Probablemente se sentía en deuda con su maestro
y para pagar ésta ha creado una banda a imagen y semejanza de la que tuviera
Hemphill en los años setenta.
El concierto se basó mayormente en composiciones Hemphill, tanto de su
ensemble de saxos como del W.S.Q. (del que también fue miembro fundador), un
tema de Ornette Coleman y creo que algún tema de Ehrlich.
Estuvo dividido en dos partes de aproximadamente 45 minutos cada una, con el
consabido descanso. Como se preveía,"freejazz" haciendo
hincapié en el "blues" con mayúsculas característico de la música
de Julius que hizo las delicias del entendido público lisboeta.
El sexteto estaba formado por varias generaciones, desde los mas jóvenes
Laster, Furnance, Stewart y Harding pasando por la intermedia de Ehrlich hasta
la del veterano White. Ninguna mención especial, todos estuvieron a gran
altura, si acaso subrayar al inquieto Harding que con su barítono, además de
llevar gran parte del peso rítmico, puso las notas humorísticas típicas
del alma del "blues"... no todo van a ser gritos y lamentos.
He de reconocer que, para un desacostumbrado espectador de conciertos de este
género, resultó sorprendente que para una música tan libre fuera tan necesaria
la lectura de partituras. Aún habiendo pasajes de improvisación, tanto
colectiva como individual, la mayor parte del tiempo el concierto estuvo
supeditado a la escritura que Ehrlich ha hecho de los temas de
Hemphill.
Además de seguir de cerca la ya conocida carrera del líder, después de lo
visto y oído habrá que no perder de vista a ninguno de estos otros
saxofonistas ¿Quién es Andrew White? este veterano no merece vagar por el
limbo de los malditos.
Gran concierto con el que empezó este mini festival, y digo bien, ya que a
"The Necks", que fueron los que verdaderamente lo abrieron, no los
considero dentro del Jazz. De todas formas, y aunque al mejor escribano se le
escapa un borrón, habría que preguntarle al programador por este desliz.
Bueno, mientras sea sólo uno se lo perdonaremos, sobre todo porque estamos
acostumbrados a los españoles que, a pesar de disponer de " los mejores
festivales de Europa, " sus deslices pasan de un día a otro sin
tregua para el aficionado.
Juan Antonio Barranco
Resenha O
grande auditório da Fundação Calouste Gulbenkian acolheu, na noite de 1 de
Agosto ultimo, um dos espectáculos mais interessantes a que tivemos
oportunidade de assistir nos últimos tempos. O lago do jardim da fundação,
que se via ao fundo do palco, num arranjo bucólico de grande beleza, parecia o
delta do Mississipi, muito pela influência da torrente de blues que inundou o
auditório. Com efeito Marty Ehrlich e os seus comparsas foram muito para além
da homenagem ao mestre. Foram capazes de reinventar as escritas de Hemphill e
brindar o pouco público presente no concerto, com melodias de grande
intensidade lírica e energética.
Gostaria de, antes de falar do
concerto, tecer uma ou duas considerações generalistas acerca do que está a
acontecer ao público destas musicas. É incrível, que numa metrópole como
Lisboa, ainda hajam tão poucos espectadores a assistir a concertos com esta
qualidade. É importante reflectir sobre as causas de tão pouca assistência
neste tipo de iniciativas. Se o concerto fosse pouco acessível, uma proposta
demasiado radical para os ouvidos mais "mainstream", ainda se
compreenderia o absentismo, mas o que nos foi dado na noite de abertura do
Jazz em Agosto foi um espectáculo, consensual, de enorme qualidade artística
e que, para nós, foi desrespeitado com tão poucas presenças. Uma pena.
Posto isto, vamos à música. O
concerto começa sem ninguém em palco e com os primeiros acordes a virem do
backstage. Ao fim de alguns segundos entra em palco o primeiro de seis grandes
saxofonistas. O "grande" Alex Harding, para nós uma das estrelas da
noite. Seguem-se os outros cinco. Os primeiros acordes desta celebração
estavam carregados de um swing vibrante, que fazia os músicos avançarem para
o centro do palco numa coreografia dançavel digna das mais célebres brass
bands de New Orleans. Antecipo já o final do concerto, que foi o mesmo
número mas em sentido inverso. Pelo meio, assistimos a um desfilar de
excelente musica, alguma composta por Hemphill para o seu World Saxophone
Quartet, que, como sabem, era tocada por monstros como Oliver Lake e Hamiett
Bluiett, outra composta para colaborações com o extraordinário bailarino
Bill T. Jones, outra para ser tocada por um "large ensemble".
Mas se falámos de músicos como
Bluiett e Lake foi para realçar a qualidade daqueles que tocaram em Lisboa.
É que a capacidade instrumental de Marty Ehrlich impressiona tanto no alto
como no soprano, Andy Laster confirmou ao vivo o seu poder como solista que
já tinha registado em disco, em obras como "Interpretations of
Lessness" e "Hydra", Sam Furnace foi um instrumentista
impressionante, quer faz juz à sua impressionante folha de serviços, Aaron
Stewart esteve, tal como toda a banda, impressionante nos uníssonos mas
também brilhante num solo na segunda musica, composta por Hemphill para um
bailado interpretado pela "Bill T, Jones Art Zane Dance Company".
Andrew White, apresentado por Ehrlich com o cognome de senhor Mowtown, fez juz
ao nome e presenteou-nos com solos carregados de "funky groovy" e
boa disposição Q.B. Para ultimo fica um dos primeiros. Alex Harding fez-nos
compreender porque é, hoje em dia, um dos saxofonistas barítono mais
requisitados da actualidade. Os seus solos, conferiam ao som do conjunto
aquele "Mississipi spirit" que encantou o publico presente e que,
afinal, mostrou ao auditório da Fundação Gulbenkian, todo o esplendor da
escrita de Hemphill e a grandeza da sua obra.
João
Pedro Viegas
Comentario El gran auditorio de la Fundación Calouste
Gulbenkian acogió la noche del 1 de agosto pasado uno de los espectáculos más
interesantes que hayamos tenido la oportunidad de asistir en los últimos
tiempos. El lago del jardín de la fundación, que se veía tras el escenario,
en una nota bucólica de gran belleza, parecía el delta del Mississippi, en
gran medida por la influencia del torrente de blues que inundó el auditorio. En
efecto, Marty Ehrlich y sus compañeros fueron mucho más allá del homenaje al
maestro. Fueron capaces de reinventar las composiciones de Hemphill y brindar al
escaso público presente en el concierto unas melodías de gran intensidad
lírica y energética.
Antes de hablar del concierto, me
gustaría realizar una o dos consideraciones generales sobre lo que ocurre con
el público de este tipo de música. Es increíble que en una metrópoli como
Lisboa, todavía tan pocos espectadores asistan a conciertos de este nivel. Es
importante reflexionar sobre las causas de la escasa asistencia en este tipo
de iniciativas. Si el concierto fuese poco accesible, una propuesta demasiado
radical para los oídos más "mainstream", todavía se comprendería
el absentismo, pero lo que nos fue ofrecido la noche inaugural del Jazz en
Agosto fue un espectáculo, consensual, de enorme calidad artística y que, a
nuestro modo de ver, quedó maltratado por la escasa presencia de público.
Una pena.
Dicho esto, vayamos con la
música. El concierto comenzó con el escenario vacío mientras que los
primeros acordes provenían de entre bastidores. Al cabo de unos segundos,
entró en el escenario el primero de los seis grandes saxofonistas. El
"grande" Alex Harding, para nosotros una de las estrellas de la
noche. Le siguieron los otros cinco. Los primeros acordes de esta celebración
estaban cargados de un swing vibrante, que hacía que los músicos avanzasen
hacia el centro del escenario en una coreografía bailable digna de las más
célebres brass bands de Nueva Orleans. Anticipo el final del concierto, que
fue el mismo número pero en sentido inverso. Entre medias, asistimos a un
destile de excelente música, alguna compuesta por Hemphill para su World
Saxophone Quartet, que, como saben, era interpretada por monstruos como Oliver
Lake y Hamiett Bluiett, otra compuesta para sus colaboraciones con el
extraordinario bailarín Bill T. Jones y otra para ser tocada por un
"large ensemble".
Pero si hablamos de músicos como
Bluiett y Lake es para realzar la calidad de aquellos que tocaron en Lisboa.
Porque la capacidad instrumental de Marty Ehrlich impresiona tanto al alto
como al soprano, Andy Laster confirmó en directo su fuerza como solista que
ya había mostrado en disco, en obras como Interpretations of Lessness
e Hydra, Sam Furnace fue un instrumentista impresionante, que hizo
justicia a su extraordinaria hoja de servicios, Aaron Stewart estuvo, al igual
que todo el grupo, impresionante en los unísonos pero también brillante en
un solo en la segunda composición, compuesta por Hemphill para un ballet
interpretado por la Bill T. Jones Art Zane Dance Company. Andrew White,
presentado por Ehrlich con el apodo de "señor Motown", hizo
justicia al título y nos ofreció unos solos cargados de "funky
groovy" y buena disposición. Y "last but not least", Alex
Harding nos hizo comprender por qué es, hoy en día, uno de los saxos
barítonos más solicitados. Sus solos, confirieron al sonido del conjunto
aquel "Mississippi Spirit" que encandiló al público presente y
que, al final, mostró al auditorio de la Fundación Gulbenkian todo el
esplendor de las composiciones de Hemphill y la grandeza de su obra.
João
Pedro Viegas