25 de julio de 2002.
Lugar:
Sala de cámara del Centro Kursaal. 18h30. 500 personas.
Músicos:
Comentario:
Segunda muestra del trabajo de Dave Douglas y nuevo acierto. En esta ocasión con un grupo compartiendo titularidad con el veterano pianista holandés Misha Mengelberg y acompañado del también veterano y holandés Han Bennik (ambos llegan a aparecer en grabaciones junto a Eric Dolphy) y el joven Brad Jones. En definitiva, un grupo formado por músicos de dos generaciones y media. De cualquier manera esta diferencia de edad (y de procedencias geográficas) queda en pura anécdota ya que el cuarteto nos mostró que se entiende a la perfección. Incluso el batería Han Bennik nos enseñó que si uno se cuida, aunque haya entrado ya en la sesentena, puede llegar a moverse de unas maneras que sólo de verlas provocan cansancio. Es increíble la cantidad de veces que se levantó de su sitio y taburete y caja en mano se dirigió al centro del escenario para trabajar con sus compañeros o su forma de emplear todo tipo de recursos y herramientas para realizar su labor. Utilizó su toalla, sus zapatos, sus pies, el suelo, sus manos y también hasta las baquetas. Independientemente de esta forma de tocar tan poco habitual, demostró una maestría, un swing y un sentido del tempo que sólo la experiencia y una gran valía personal pueden llegar a dar: admirable su trabajo. Misha Mengelberg estuvo regio al piano y abordó diferentes estilos en su forma de tocar. Varió desde planteamientos absolutamente free-jazzeros hasta un swing perfectamente asentado y medido, pasando por la prueba de retomar el legado de Monk (en un par de ocasiones) y llegar a ser algo más que un simple imitador: admirable también. Dave Douglas demostró por qué se merece la admiración con que cuenta entre los aficionados y crítica. Magnífico soplador e improvisador, dio una lección de cómo tocar la trompeta. Ciertamente no nos enseñó nada nuevo respecto a sus formas que no nos haya mostrado ya en sus grabaciones. De cualquier manera lo importante es que nos haya mostrado precisamente eso. Si sorprende en parte en cuanto al repertorio elegido ya que su trabajo sobre los temas monkianos fue ejemplar, lo mismo que en los momentos más libres y ciertamente demostró un gran respeto por las formas más tradicionales en el estupendo blues con que despidieron el concierto. En cuanto al bajista, reseñar su papel un tanto discreto, engañoso quizás por los "monstruos" (increíble lo de Han Bennik) con los que le ha tocado interactuar en esta formación. En definitiva, segundo concierto de Dave Douglas en la edición de este año, segundo gran acierto, segunda vez que nos deja a los aficionados con un gran sabor de boca y simplemente reseñar que es una pena que no se llenase (a pesar de ser muy buena entrada) la fantástica Sala de Cámara del Kursaal para tan magno evento.
© José Francisco Tapiz Texto y fotografías. 2002