Festival de Jazz de Vitoria.18 de julio de 2002
Comentario:
Preguntaba el título de una película de Manuel Gómez Pereira: "¿Porqué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?". Buen ejercicio cinematográfico de distinción entre el amor sentido con el corazón y el amor sentido con la nobleza. El primero aspiración vital; el segundo sucedáneo sustitutivo.Algo parecido debe plantearse el sufrido aficionado al jazz. Acostumbrado a la sequía del año lectivo se agarra al clavo ardiente de la "j" del julio de jazz. Agenda en mano dispuesto a rellenar sus días vacacionales. Sin embargo el vistazo a programaciones de festivales y ciclos con denominación de origen "jazz" prolonga sequías y produce frustraciones. La búsqueda del amor jazzístico se queda en rollito de una noche de verano. ¿Porqué lo llaman festival de jazz cuando quieren decir sexo?
Teatro Principal, 18:30h, 400 aprox.
Archie Shepp (saxo, voz y piano)
Amina Claudine Myers (piano y voz)
Cameron Brown (contrabajo)
Ronnie Burrage (batería)
El jazz del siglo 21 sigue caminando por el 20. Tras dos días de flirteo con el pasado llegaba al escenario del Principal un nombre del 20 con lenguaje del 21. Archie Shepp, esencia de las vanguardias jazzísticas, planteó un concierto cuando menos chocante. Flirteo inicial en trío con el Shepp de toda la vida (innovación y riesgo) para volver "ipso facto" a los ancestros de la música afroamericana con la presencia escénica de Amina Claudine Myers. Y es que el día sentía en blues. El alma del festival tenía ayer reservado el espacio escénico del polideportivo a dama y vagabundo del género. Y éste se extendió cual virus informático a la propuesta sonora de Shepp. Blues del jazzístico junto al gospel, que caracteriza carrera de Myers, como argumento.
Del saxo vibrante a la voz profunda, previo paso pianístico, Shepp ofreció una actuación de entidad. Estéticas que pudieran ser consideradas menores para un artista complejo adquirieron en voz y saxo nuevos matices. Del trío rítmico destacó la ya mencionada Myers tanto en "piano-gospel" como en voz "bluesy". La veteranía de Cameron Brown (contrabajo) junto a la versatilidad del batería Ronnie Burrage que puso guinda al pastel de la tarde con demostración vocal fueron el complemento perfecto para Shepp.
Polideportivo de Mendizorrotza, 21:30h, 3500 espectadores aprox.
Marcia Ball (voz y teclado)
Pat Boyack (guitarra)
Brad Andrew (saxo)
Don Bennett (bajo)
Chris Hunter (batería)
Mendizorrotza presentó una voz desconocida por estos lares. Voz y teclados los de una veterana de 53 años con espíritu de veinteañera. Actuación a ritmo de blues bailable, de swing y baladas con corte de confección yankee de la música. Mucha marcha y banda potente en sonido en una actuación con dudosa justificación de méritos para semejante escenario. Con ella comenzó una noche de música teatral.
Buddy Guy (guitarra y voz)
Frank Blinkal (guitarra)
Jason Moynihan (saxo)
Anthony Zamagni (órgano)
Orlando Wright (bajo)
Jerry Porter (batería)
Tras la torrencial primera parte llegó el "show". El "show" de Buddy Guy. Noche guitarrera. Y noche para sordos. Si la jornada de Mingus y Morrison requería oído absoluto, anoche la técnica se empeñó en poner a prueba nuestro pabellón auricular. Y precisamente con auriculares se protegió servidora de semejante insulto a la calidad sonora.
Y mientras Guy a lo suyo. Nada nuevo bajo el sol de un músico que tiró de clásicos ajenos y de provocaciones para excitación de fans. Su solo caminar entre el respetable provoca alteración del orden público. Nunca un hombre andando provocó tanta admiración.
Su huida del pabellón antes del final mismo del espectáculo puso punto y final a una noche de fuegos artificiales.