Comentario: Navarra
se encuentra de enhorabuena. Una enhorabuena poco habitual por estos lares
como es la de contar con una sala para conciertos con unas condiciones de
comodidad y acústica verdaderamente impresionantes. Tan sólo una semana
había transcurrido desde el acto inaugural de esta sala hasta el concierto
que nos ocupa. Para servidor era la primera visita a un local que en
intenciones abarca una amplio abanico de estéticas entre las que
afortunadamente parece entrar el jazz.
"La Zambra" se encuentra
situada en un paraje excepcional del norte navarro. Un entorno de belleza
natural cuyo emplazamiento pretende ser cruce de caminos de cuatro grandes
ciudades como San Sebastián, Pamplona, Vitoria y Bilbao. Cercana a la
primera, sin embargo, de costoso viaje para las otras. El viaje
Pamplona-Lesaka que nos tocó (nos, incluye a mi compañero de andanzas
jazzeras Patxi Tapiz) abre una interrogante a la afluencia de público
pamplonés a un recinto que se encuentra a una hora de distancia y unas
cuantas curvas de más. No quiero imaginar cuando el invierno haga su
aparición. La ida factible; la vuelta requiere paciencia, lucha contra el
cansancio (fatiga de bailes y nocturnidad) y ejercicio de abstención
alcohólica.
La apuesta comercial es importante. Grupos de renombre con frecuencia
semanal para una zona geográfica no acostumbrada a una actividad de
conciertos más propia de Barcelona o Madrid (¿?) y menos acostumbrada aún
a desembolsar 2000 pts de las de antes cada viernes y sábado (más plus de
gasolina). Sin embargo merece la iniciativa un fuerte aplauso y empujón de
ánimo. Esperemos que la historia sea larga y que el jazz lo vea.
Sin embargo imagino que la afluencia de público al concierto de "La
Calle Caliente" no es de las que invitan al programador a seguir
pensando en jazz. 100 personas (siendo generosos desde la perspectiva de
quien votó no a la abstención alcohólica) en una sala con capacidad para
unas 3000 personas provocaban la duda. ¿Era acaso la prueba de sonido?.
Más no, la hora indicaba lo contrario. De hecho, y hablando de la hora,
maldita costumbre (muy nuestra por cierto) de no respetar horarios. Media
hora de retraso es falta de respeto a quien llega puntual a la cita.
Sea cual fuere la razón del vacío de público (quizá la respuesta en
sendos párrafos anteriores) el concierto resultó un rotundo éxito. Éxito
porque la música fue mayúscula en calidades. Éxito porque la
profesionalidad del grupo fue digna de elogio. Éxito porque las
sustituciones a titulares del grupo (qué difícil es reunir al grupo
completo) dieron la cara. Y éxito porque Norman Hogue lo consiguió. Le
costó pero lo logró. Terminamos todos bailando (bueno, en mi caso mover
las piernas en mi asiento es una hazaña). Y es que desinhibirse cuando la
masa de público no te hace anónimo resulta complicado en el carácter de
nuestra región.
La música recorrió algunas de las composiciones de los dos trabajos
discográficos del grupo hasta la fecha amén de nuevas partituras.
Composiciones de "Mozambique Soul" (segundo de ellos) como
"Rumba y Consecuencia" o "Salsa for Norman" fueron
puntos de clímax sonoro y emocional de la noche. También merece especial
mención la versión latina de temas clásicos del jazz como "All the
things you are" o "Good bye Pork Pie Hat" con arreglos (cómo
no) del genial Miguel Blanco. El segundo de ellos mostró la cara más
jazzística y trabajada de la formación. Porque jazz, y mucho, destila esta
"Calle Caliente" aunque Blanco confiese que el sonido es más
salsero que jazzero. El fraseo de los arreglos para los vientos destilan bop
por los cuatro costados.
Si nombres propios hubiese que destacar todo comenzaría con el ya
mencionado Miguel Blanco. Verdadero motor del grupo a pesar de que el bajo
eléctrico sea siempre foto de segundo plano (al menos a ojos populares). Su
labor en arreglos y su saber estar escénico son sólo el comienzo de lo que
debiera ser una larga serie de elogios. Elogios que por cierto salen de su
boca de manera apasionada cuando habla de su último descubrimiento: el
batería de Gasteiz Víctor Celada. Se conocieron hace dos meses en la noche
del Festival de Vitoria y ya forman una "sociedad" sonora muy
fructífera. Ayer Víctor colaborador, en un futuro... el futuro es Singapur
(ya nos contarás Víctor).
Víctor es genio de baquetas. Y baquetas desde luego son las manos de Jesús
Catalá que realiza conciertos dentro del concierto con sus solos de congas.
Solos que son de fuerte "pegada" en labios de Norman Hogue.
Trombón de lujo con sonido redondo que además ejerce de animador de masas
(¿?).
En resumen (por acortar) "La Calle Caliente" se encuentra en uno
de sus mejores momentos. Las perspectivas de futuro son importantes y nos
hablan de una posible salida europea tras su éxito reciente en Francia.
Otra cuestión es que en casa nos enteremos (o queramos enterar).
Carlos Pérez Cruz