Comentario: La
"Pirineos Jazz Orquestra", especie de "all star"
regional, presentaba en Iruña su proyecto "transfronterizo". Tres
regiones (Euskadi, Navarra y Aquitania) unidas en torno a una big band.
Proyecto que por número de componentes requiere fuertes subvenciones
para su desarrollo. Subvenciones que en el caso navarro proceden de su
Gobierno Foral (el mismo que se ausentó del palco de autoridades).
El teatro Gayarre se (casi) llenó. La Iruña del "jazz en la
calle" respondió al llamamiento bajo techo. La estadística del (casi)
lleno debiera llevar a reflexión política. Si llenos son votos...
¡demonios! ¡habrá que apostar por el jazz!
La composición de la plantilla muestra una curiosa disposición
geográfica: los saxos son propiedad vasco-navarra; los metales propiedad
aquitana (con una excepción navarra por cuerda); la rítmica para
inseparables: Iñaki Salvador y Gonzalo Tejada; batería aquitana y
guitarra... ¿zaragozana?... Luis Giménez sustituía al titular Dani
Pérez (¿argentino?)... pues sí que es transfronterizo el proyecto.
Casi dos horas de música se tornaron excesivas. Tanto gallo en el mismo
corral tiene sus inconvenientes. Cada gallo reclama su parcela de
lucimiento.
Cosa de las cuotas:
Cuota de composición: música vasca arreglada, música de composición
propia de los miembros de la banda y "standards" del repertorio
yankee. Si se toca a Askunze hay que tocar también a Benítez y, por qué
no, a Berekoetxea.
Cuota de solismos: Si a Robles le corresponden un par de solos, qué menos
que a Benítez uno... y ¿por qué no a de Diego?... claro que si soy
batería en algún momento me tocará a mí...
El caso es que entre solos y temas la cosa derivó en esas casi dos horas de
música que llevan al "se me hizo un poco largo" en vez de al
deseable "me he quedado con ganas de más".
Sería injusto obviar que era sólo el tercer concierto de la orquesta
(creada oficialmente en septiembre de 2002) y que los ensayos de la misma
han estado muy espaciados en el tiempo. Condiciones que no facilitan desde
luego la madurez y desarrollo de un proyecto de esta envergadura.
Y por último un deseo personal (subjetivo, por supuesto): sería deseable
una mayor identidad propia en el sonido, demasiado cercano de momento al
lenguaje Berklee.
Iñaki García