Enrico Rava-Paolo Fresu "Miles Quintet"
Madrid
Fecha: 26-4-02
Local: Auditorio José María Cagigal del INEF. VII Jornadas de Jazz en
la UPM.
Hora: 20:00
Componentes:
Enrico Rava y Paolo Fresu: trompeta y fiscorno
Stefano Bollani: piano
Enzo Pietropaoli: contrabajo
Roberto Gatto: batería
Comentario: Rava y Fresu presentaron en Madrid su disco de
homenaje a Miles Davis,
continuación de un proyecto similar en honor de Chet Baker. Pertenecientes a
dos generaciones diferentes de músicos italianos, ambos trompetistas rindieron
pleitesía al legado de Miles, versión "primer quinteto histórico"
(el de Coltrane), cada uno desde su propio punto de vista. Paolo Fresu-El Joven
se reveló como un fiel "soldado de Miles" (tal y como Dizzy Gillespie
calificaba a Chet Baker), con un sonido aterciopelado, sobre todo con la
trompeta con sordina y un desarrollo estructurado y lógico de sus solos. Por su
parte, Enrico Rava-El Viejo mostró una mayor inclinación hacia un discurso
acerado y el recurso del registro agudo, herencia de su pasado free
militante.
El gesto arisco de Rava, que recordaba a un antiguo sesentaiochista
cabreado por cómo ha evolucionado el mundo, contrastaba con la cuidada apostura
de Fresu, bondadoso y sensible pirata que provocó la admiración de buena parte
del público femenino.
Y ante la concurrencia desfilaron clásicos del repertorio davisiano como
"Round’ Midnight", "If I Were a Bell", "Dear Old
Stockholm", "Autumn Leaves" ("Les feuilles mortes"),
"Swing Spring", "Miles" (también conocido como
"Milestones"), además de dos baladas para el lucimiento personal de
cada uno de los dos jefes: "Nature Boy" para Rava y "Baby Won’t
You Please Come Home" para Fresu. En su mayoría, cada tema era expuesto
por los dos trompetistas en contrapunto, a modo del célebre cuarteto de
Mulligan y Baker. Los arreglos, sencillos y frescos, aportaron un nuevo toque a
una música mil veces tocada y escuchada.
Sin embargo, a la hora de improvisar, Rava y Fresu, sobre todo éste último,
ofrecieron una interpretación demasiado apegada al modelo original, al menos en
lo que se refiere al espíritu. Destacar, eso sí, la buena compenetración de
la sección rítmica, en la que destacó el pianista Stefano Bollani, que supo
aderezar con humor e irreverencia sus grandes dotes técnicas, con guiños a Don
Pullen, a Hancock e incluso al piano stride. Por otro lado, quien escribe
echó de menos la interpretación de algún ejemplo del repertorio del
"segundo quinteto histórico" de Miles (el de Shorter, Hancock, Carter
y Williams), como "Footprints" o "Nefertiti".
En definitiva, fue una velada agradable, sin grandes sobresaltos ni emociones
pero que dejó un buen sabor de boca y que hizo que servidor –y esto dicho en
el mejor de los sentidos- corriera a su casa a escuchar las históricas
grabaciones de Miles Davis.
Diego Sánchez Cascado
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