Componentes:
REFLEKS (Dinamarca - Concurso de grupos)
Heine Hanssen (p)
Stefan Pasborg (dms)
Morten Lundsby (cb)
WILLEM BREUKER KOLLEKTIEF (foto: Pieter Boersma)
Willem Breuker (sx, cl y voz)
Bernard Hunnekink (tb)
Andy Althenfelder (tp)
Henk de Jonge (p)
Boy Raaymaker (tp)
Maarten van Norden (sx)
Andy Bruce (tb)
Rob Verdurmen (bt)
Arjen Gorter (cb)
Hermine Deurloo (sx)
Cronología manda. Refleks empezó actuación con un tema de aires hispanos. Quizá un guiño de ojo al oyente que pudo apreciar en estos tres jovencísimos daneses cualidades que los hacen maduros desde la bisoñez. Pero comenzar una velada jazzística no es tarea fácil. Nunca ha sido sencillo romper hielo con el público y menos cuando tu actuación tiene jueces de competición. Tras unos comienzos algo dubitativos, el trio mostró una amplia gama de recursos estéticos que miran al Coltrane más modal a la vez que, habitual en el jazz nórdico, beben de la tradición folklórica danesa. En el doblete de temas de la tradición asistimos a los momentos más álgidos de su actuación, que nos (me) dejan el buen sabor de boca de un espléndido batería que caminaba desde el fino estilismo del acompañamiento a la contundencia precisa en momentos oportunos. El apasionamiento percusivo distrajo en parte mi atención de la labor de contrabajo y piano, si bien no pasó desapercibido a mis oídos el cálido sonido de la cuerda que mostró buen gusto en solos y mejores maneras en punteo que con arco. El piano fue calentando propia creatividad según avanzaba la velada. Sonó a McCoy Tyner en "Coltrane" y preciso en acompañamiento de los bien repartidos solos. El poso final nos habla una vez más de la gran preparación de los músicos del norte a la vez que desea un mayor lenguaje propio que defina en un futuro el sonido "Refleks".
La segunda parte, la profesional, trajo al escenario getxotarra la veteranía cómica del Willem Breuker Kollektief. Pero aunque sobre la tarima no faltase la comedia esta no ha de ocultar el inmenso trabajo de Breuker en arreglos. Con un sonido de auténtica brass band sonó en todo momento con generosa potencia (matices de "on" y "off") y sorprendente precisión en los cambios rítmicos que una y otra vez alteraban el movimiento de nuestras cabezas. Sonidos que en potencia superaban incluso a una big band al uso y que en solos provocaron el delirio de la audiencia. Solos que abrió una trompeta puesta al límite de sus capacidades sonoras y que provocaron carcajadas de admiración con el saxo soprano del lider Breuker. Su amplia gama de sonidos acompañados de la comedia escénica arrancaron los mayores aplausos de la noche. Veteranía de casi treinta años de carretera reflejada en una ordenada anarquía sobre el escenario que permitía a los miembros del colectivo bromear con prensa gráfica en momentos de solos ajenos. Bromas que venían a relajar al músico en la interpretación de unos exigentes, rítmicamente, arreglos de Breuker. Arreglos con sonidos que trasladaban nuestra imaginación a las salas de baile del primer jazz para llevarnos a continuación a las más exquisitas salas sinfónicas del clásico ortodoxo sin olvidarse de los bailes de salón.
Conclusión: kilómetros de carretera que encontraron su recompensa en un jazz europeo de ortodoxias norteamericanas (primera parte) y el delirio con admiración de capacidades creativas (segunda).
Carlos Pérez Cruz