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CHEMA SÁIZ CUARTETO
- Fecha: 2 de Julio de 2004.
- Lugar: Ruinas de Santa María, Plaza de Cervantes,
Alcalá de Henares, Madrid.
- Hora: 22:30 horas
- Asistencia: dos tercios de aforo
- Componentes:
Chema Sáiz (guitarra)
Bobby Martínez (saxo tenor)
Toño Miguel (contrabajo)
Daniel García (batería)
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Comentario:
El complejo monumental formado por la Capilla
del Oidor, la Torre de Santa María y tres arranques
de ábsides de la antigua parroquia que sobrevivieron
a la guerra civil, todo ello en un extremo de la Plaza de
Cervantes, en pleno corazón de Alcalá de Henares,
ciudad patrimonio de la Humanidad, sirvió de marco
incomparable e inusual para la presentación oficial
del gran trabajo jazzístico “De fuera a dentro”,
que el alcalaíno Chema Sáiz ofreció a
sus paisanos acompañado de un trío más
que solvente en una formación que sorprendió
agradablemente a propios y extraños.
Y es que quien espere del protagonista un concierto sujeto
a los convencionalismos del bop, lo lleva claro, incluso en
la propia elección de los temas para el directo; no
sonaron en esta ocasión los guiños más
evidentes hacia los clásicos, “Kevin” y
“Final feliz”. En su lugar, Sáiz optó
por el repertorio más abierto de su última grabación,
un terreno idóneo en el que derrochó su inconfundible
personalidad y energía, ejerciendo de incansable viento
huracanado que impulsaba las velas de la banda hacia horizontes
insospechados. Descubrimos aquí a un tremendo y completamente
impredecible improvisador que utiliza el repertorio como básico
punto de encuentro, concediendo, mientras tanto, amplísimos
espacios para hacer uso de una libertad que se echa de menos
en nuestros escenarios en solos de variedad inagotable, desde
la disonancia mesurada hasta el arranque macarra y rockero
con todo el abanico que la técnica ofrece: púa,
dedos, uñas, y hasta bajar sobre la marcha la afinación
del mi grave de la guitarra.
Así desfilaron por el escenario “Cerebral dance”,
“W”, “Tampoco te pases”, versión
reconstruída del “Bésame mucho”,
la deliciosa balada “De fuera a dentro”, ejecutada
con toda sensibilidad en trío, el exotismo de “Año
711 d.C.” con Bobby Martínez en la flauta travesera
y la jocosa “Al día siguiente”, con un
increíble solo, seguramente llegado de planetas lejanos
– ¿Ornette Coleman o Cecil Taylor? - con la ayuda
del pedal “whammy”, que hubiera hecho sonrojar
de placer al mismísimo D.J. PTA, haciendo equilibrios
entre el free jazz y la libre improvisación, viaje
a otras esferas para caer, cuan felino, perfectamente sobre
sus pies a la resolución. Tras el final de traca, el
entusiasmo del respetable y vuelta al escenario del cuarteto,
con su líder dispuesto a dar más guerra con
un cambio de planes sobre los bises previstos: “fuera
los papeles”, se oyó decir, y Chema anunció
al público – y a sus propios compañeros
de escenario – “Blues en si bemol”, y la
fiesta continuó en clave de blues arrastrado sobre
la marcha, con lugar para solos de todos y cada uno de los
participantes, así como conversaciones varias dos a
dos para regocijo de los asistentes, quienes recibieron, a
partes iguales, espectáculo y toneladas de buena música.
Pero todo ello no hubiera cuajado de no haber contado con
una base rítmica de primera, que resistía duramente
las tentadoras invitaciones del solista para salir de viaje
astral y se ceñía a sus dictados en cambios
de rumbo inverosímiles y nada fáciles, en giros
que exigían una concentración y una agilidad
a prueba de bomba, con la batería llena de matices
de Daniel García, desde las baquetas a las mazas, pasando
por la percusión con las manos desnudas, al más
puro estilo Jeff Ballard y el saber estar del joven contrabajista
Toño Miguel, ambos compañeros de fatigas en
formaciones como las de Joaquín Chacón, Antonio
Serrano, Bob Sands, Alfons Carrascosa, Jon Urrutia, Israel
Sandoval o el propio Bobby Martínez, un tanto contenido
en ciertos momentos pero que dió la réplica
en los puntos cruciales como contrapeso al desbordante Sáiz,
tirando de sus amplios recursos y entrando en ocasiones en
el juego experimentador del protagonista a base de armónicos
con toques disonantes en el tenor.
Balance inmejorable para una noche de estreno, con un inmenso
talento por descubrir al frente de un repertorio que en directo
resulta arrollador, un repertorio que, de tener acceso al
circuito de festivales mayoritarios daría y mucho de
qué hablar – “incluso bien”, diría
aquí el susodicho – porque con alguien como Chema
Sáiz, visto lo visto, por bien que conozcas sus andanzas
discográficas, tienes todas las papeletas para terminar
boquiabierto y con las palmas calentitas. Para muestra, un
botón.
Sergio
Cabanillas
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