|
|
|
TOMASZ STANKO QUARTET
IX Jornadas de Jazz de la Universidad Politécnica de Madrid
-
Comentario:
A ver, me he dicho que no voy a caer en los
tópicos: Tomasz Stanko es polaco y
graba para ECM, así que tengo que evitar la coletilla
de “música fría y sonido ECM”.
Bien.
Empecemos.
Stanko, veterano trompetista polaco, se presentó
en Madrid acompañado de tres jóvenes compatriotas
con los que ha grabado sus dos últimos discos, “Soul
of Things” y el recién publicado
“Suspended Night”.
Desde principios de los años sesenta, Stanko
ha desarrollado un jazz que los anglófonos llaman “in
and out”, dentro y fuera, con un pie en la tradición
y otro en la vanguardia, algo bastante generalizado entre
los músicos polacos que surgieron en los años
sesenta, como Krzysztof Komeda (del que Stanko
fue uno de los colaboradores fijos), Adam Makowicz
o Zbigniew Seifert. En el currículo
de Stanko destacan colaboraciones con Edward
Vesala (por ejemplo en el maravilloso “Satu”),
la big band de Cecil Taylor o la Globe
Unity Orchestra.
Con su cuarteto actual, Stanko ha dejado
de lado el fuego de la vanguardia para orientarse hacia una
música con una fuerte carga lírica y melódica,
en la que predominan los tempos lentos y medios. En estudio
la cosa funciona bastante bien y, tanto “Soul
of Things” como “Suspended
Night”, son obras interesantes, disfrutables
en la “intimidad del hogar”, en las que se desarrollan
unas variaciones de un mismo tema, exploradas desde diferentes
ángulos sin caer en la monotonía.
Por desgracia, en el concierto de Madrid, el cuarteto interpretó
el material de “Suspended Night”
con el mismo enfoque que en estudio y la monotonía
se hizo sentir en muchos momentos. Cada composición
se parecía a la anterior pero la repetición
sobre todo se debió a la semejanza de ambientes sonoros
y de tempos.
Stanko siempre ha sido un trompetista eminentemente
lírico, con un sonido frágil pero en Madrid
pareció estar ya falto de fuelle o tal vez tener un
mal día. Durante la mayor parte del tiempo exploró
el registro medio de su instrumento, alternando frases breves,
a modo de pinceladas sueltas, con otras largas. Pero por momentos
patinó de forma bastante patente y para contrarrestarlo,
echó mano de andanadas intensas en sobreagudo, un recurso
un tanto efectista que al menos conseguía acelerar
la sección rítmica y poner un poco de pimienta,
aunque de forma demasiado pasajera.
Los jóvenes acompañantes de Stanko
demostraron ser buenos músicos, aplicados, demasiado
tal vez, en exceso respetuosos de su veterano jefe. Tan sólo
Marcin Wasilewski se salió un poco
del guión preestablecido y dejó algunas muestras
de la “rebeldía” y la “fogosidad”
que se le supone a la juventud.
Fue en definitiva un concierto un tanto plano, falto de emoción,
frí... ejem, una música un tanto distante, de
un músico que graba para ECM, con ese sonido... ejem,
ya me callo.
Diego Sánchez
Cascado
|
|
|
|
|
|
|
|
|