Comentario:
Bastante público aparentemente
heterogéneo en gustos musicales. Algunos Fans del
saturniano autor prolífico de obras fundamentales
en la historia del jazz, pero sobretodo, muchos neófitos
quizás atraídos por la publicidad desplegada
por el “teatre lliure”.
Los músicos iban disfrazados con ropas chillonas
de lentejuelas y estrambóticos sombreros a juego,
con lo que se podía deducir que el show iría
algo más allá que una manifestación
estrictamente musical de una big band. Y efectivamente
así fue ya que durante el espectáculo, al
más puro estilo circense y con un músico-animador-gracioso
muy a lo “Eddie Murphy” interactuaron reiteradamente
con el público, a base de requeridas palmas para
marcar los ritmos, y también desfilando, bailando
y tocando entre el público... en pocas palabras,
mucho “show business”. Toda esta fanfarria,
no tuvo efectividad en general ya que arrancó muchos
bostezos de algunos de los congregados más jazzeros,
mientras otros disfrutaban entusiasmados del espectáculo.
En cuanto a lo que la música se refiere empezaron
con una alocada composición free-festivalera, con
lo que, de entrada, debieron descolocar a más de
uno. A continuación se volvieron más “mainstream”
y asequibles. Entre algunos temas, los “simpáticos”
gritos de algunos miembros de la banda siguieron emborronando
la faena. Marshall Allen, a la dirección, de vez
en cuando soltaba despendolados fraseos con su saxo alto.
Durante las dos horas del concierto, sin pausa, también
interpretaron piezas de diversos estilos tal como Rhytm
and blues, Funky, Blues,... En concreto el blues lo alargaron
hasta el aburrimiento. El concierto hubiera salido más
redondo si hubiesen concentrado más sus interpretaciones,
reduciendo su duración en general, ya que talento
sí que tenían y eran capaces de hacerlo.
Uno de los aspectos más criticables fue la deficiente
estructura de altavoces o medios electro-acústicos,
ya que a pesar de haber más de una decena de músicos
en escena, la música no llegaba a llenar la sala.
Al guitarra o al contrabajo sólo se les escuchaba
de vez en cuando. En el bis de marras hicieron una descafeinada
versión del tema bandera: We travel the Spaceways.
Como músicos, son indudablemente buenos, y lo demostraron
en ocasiones, sonando bien coordinados y con cuerpo. No
obstante, la impresión general del concierto fue
que la Arkestra sobrevive sacando partido a la momia de
Sun Ra y de todo el merecido prestigio cosechado por ese
gran músico. Su sonido suena pasado, caduco, sin
ese gran ímpetu tan original, innovativo y rompedor
que tenían antaño. En este concierto, casi
todo fue superficialidad “para todos los públicos”,
a pesar del gran legado de Sun Ra.
Bernat Comerma