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MCCOY
TYNER TRIO
FESTIVAL DE JAZZ DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
"UNIVERSIJAZZ" 2004
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Fecha: 20 Julio 2004
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Lugar: Palacio de Santa Cruz
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Componentes:
McCOY TYNER TRIO
McCoy Tyner: Piano
Charnett Moffett: Contrabajo
Eric Kamau Gravatt: Batería
Comentario:
The Real McCoy
Bien, aún consigo ponerme nervioso por causa del jazz.
Tantos años pa aquí y pa allá, tantos festivales
y demás, y aún me dirijo temblando al hotel donde
nos espera a unos cuantos un señor de Filadelfia con
sonrisa afable y coleta torera que se llama McCoy Tyner. Y ahí
voy yo con mi ejemplar de A Love Supreme de doble tapa y cartoncillo,
al que ninguna aguja puñetera ha logrado arrancar un
simple rayón con los años, y mi Inception de aquellos
del Jazz Club de Impulse, en cuya portada un McCoy entre tímido
y casi adolescente mira a un punto fijo apoyado en su piano.
¿Quién es este chico? No le conozco, me pregunta
el maestro con guasa, y yo le contesto que no lo sé muy
bien, pero que creo que es un tipo de Filadelfia recién
llegado al mundanal ruido. Con orgullo le veo posar con mis
discos para un fotógrafo de prensa local, y al día
siguiente me lo encuentro en las páginas del Norte de
Castilla y casi me da un pasmo; me viene a la memoria, diáfano,
el recuerdo de aquella tarde del setenta y tantos que puse por
vez primera un disco de Trane y McCoy en el giradiscos, y por
supuesto jamás pensé que algún día
estrecharía la mano de uno de aquellos genios... A las
diez y media de la noche saludo a mi colega Jose Lobato, aún
de luto por la muerte de nuestro padre Ray Charles, y cerveza
en ristre nos disponemos a sumergirnos en el océano que
nos brinda McCoy, océano de aguas transparentes como
piel de princesa medieval, surcado por olas fuertes y brisas
cálidas. De remeros le secundan Charnett Moffett (espectacular
y algo exhibicionista, pero tocando un montón) y Eric
Kamau Gravatt (un batería perfecto para Mccoy, de los
de zurra constante pero que también saben acariciar).
Y entre mahou y mahou nos dejamos llevar por esa descarga de
música invencible y orgullosa que nos atraviesa las entrañas
a modo de alfanje, sin piedad y sin dolor. Dos horas que habían
podido ser diez o media, y esos tipos largando ahí arriba
que ni los políticos se marchaban, oye, y un blues que
nos hizo trizas y al final que McCoy, Don McCoy se levanta y
abandona complacido y pachorro el escenario con andares de torero
resultón, y no pedimos más sino que protestamos
porque los buenos conciertos tengan que terminar: no queremos
un bis, queremos ciento.
Hubo otros conciertos en el Universijazz, buenos conciertos.
Pero como éste... qué tipo el McCoy, con su humildad
por montera y su sonrisa de niño pícaro.
Pide una faria en la cena. Decididamente, el gachó es
de fiar.
Mario Benso. Julio, 2004
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