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KENNY
WERNER TRIO + GARY BARTZ
- Fecha: 7 mayo 2004
- Lugar: C.M.U. San Juan Evangelista.
- Hora: 22:00 horas
- Asistencia: medio aforo.
- Componentes:
Kenny Werner (piano)
Johannes Weidenmüller (contrabajo)
Ari Hoenig (batería)
Gary Bartz (saxos)
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Comentario:
Noche de gigantes este viernes en el Johnny.
Tras protagonizar los mejores momentos de la pasada edición
del Festival de Jazz de Vitoria en jam sessions inolvidables
con participaciones, entre otros, de Marc Miralta y Perico
Sambeat, el pianista de Brooklyn volvía a pisar las
tablas del San Juan desde su última visita en 2001,
en compañía de su trío, que parece estar
en permanente estado de gracia, con el aliciente añadido
de contar con un invitado de honor de la talla de Gary Bartz,
circunstancias que convertían el evento en cita obligada.
Arrancó la sesión a trío con un repertorio
tan variado y versátil como su protagonista, desde
los medios tiempos, alguna balada (“Chach”, dedicada
a título póstumo a su perro), terreno en el
que Werner se mueve a su antojo y da rienda suelta a la espiritualidad
que impregna toda su obra y su persona, haciendo gala de sensibilidad,
ternura y lirismo exquisitos, y temas incendiarios, compatibilizando
con maestría la melodía y el lenguaje clásico
con terrenos más abstractos. Formando un todo con Werner,
sus compañeros de viaje en los últimos años:
la sobriedad de Johannes Weidenmüller, colaborador, entre
otros, de proyectos de Ethan Iverson o Chris Kase y el increíble
Ari Hoenig, desbocado e incontestable a la batería,
capaz de la mayor contundencia a las baquetas y extrema delicadeza
a las escobillas, protagonista de espléndidos solos
llenos de contenido y melodía, de un swing imparable
en los temas rápidos o caminar majestuoso en un tema
que trae a la mente a Bill Stewart acompañando a Scofield,
todo ello acompañado por el repertorio de contorsiones
faciales y miradas asesinas marca de la casa que salen a relucir
en su rostro cuando Hoenig es poseído por el ritmo.
En cualquier caso, una demostración patente del concepto
de trío de piano según Werner: cohesión
absoluta, entendimiento y complicidad de una sola mirada,
y libertad para desarrollar ideas y conceptos que nacen en
el momento, enriquecidas con la aportación de cada
músico en beneficio del grupo como entidad creadora
única.
A medio camino, se incorporó a la escena el legendario
Gary Bartz y el trío frenó ligeramente su empuje
para adaptarse a su invitado, nunca mejor dicho, pues sólo
constaba en la agenda de Werner otra actuación con
Bartz al día siguiente en Marciac, Francia, y el repertorio
retornó al sendero seguro de los standards, donde el
saxofonista se sintió como pez en el agua y brilló
con luz propia en solos muy cuidados y llenos de colorido,
con su fraseo cómodo y fluido. Poco a poco el trío
recuperó protagonismo e intentó llevar al invitado
por terrenos más resbaladizos donde Bartz se defendió
con oficio dando la réplica, pero sin llegar más
allá. Finalmente, despedida y delicioso bis a dúo
de piano y saxo para terminar con la ovación cerrada
del público asistente.
El balance de algunos es que tal vez el invitado hubiera sido
el idóneo en otra formación menos proclive al
riesgo con tintes contemporáneos; mi conclusión:
una noche inolvidable de jazz con mayúsculas, conducida
por uno de los mejores tríos del mundo; ni más,
ni menos.
Sergio
Cabanillas
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