Localidad: Huesca, España
Fecha: 26-enero- 2003
Músicos:
Comentario:
En la programación festiva de San Vicente, además de para las tradicionales patatas asadas, este año ha habido espacio para lo crudo y para lo cocido. Si lo cocido -mas bien ya pasadito- fue el "tardo OT" de la Post Academia, lo crudo fue la actuación de cierre, la de los noruegos Ingar Zach e Ivar Grydeland, un dúo que ayer lunes abría la séptima edición del festival madrileño de libre improvisación Hurta Cordel.
Y cruda es su propuesta, tanto por su dificultad, como por tratarse de una propuesta que da la sensación de inacabada. En una onda bien distinta a la de su reciente "Visiting Ants" el dúo optó por moverse en unos terrenos acústicos, próximos a las ensoñaciones de ambientes boreales. Aunque situados uno frente al otro, mas que dialogar, la batería de Ingar Zach y la guitarra de Ivar Grydeland, aunque aun mismo nivel se movían en universos propios de forma casi autista. Los músicos se mueven en los mismos terrenos, pero el discurso mas que surgir de la interacción del momento se fundamenta en el continuado trabajo en común. Así los momentos mas o menos acertados, fascinantes sonoridades propias de una banda sonora ambiental, el azar, el silencio, pequeños matices, rasgueos de guitarra deudores de Derek Bailey, ecos… se sucedían sin solución, sin buscar un resultado definitivo, sin pretender ofrecer nada mas que el fruto de la creación instantánea.
Curiosamente y contra todo pronostico, esta atípica propuesta –un nuevo acierto del Area de Cultura que retoma la actividad tras el paréntesis navideño sin ningún complejo- obtuvo la aprobación del publico que no solo aplaudió las dos improvisaciones sino que pidió el correspondiente bis. Cierto que Huesca siempre ha sido una buena plaza para la improvisación y las propuestas arriesgadas, pero no será menos cierto que el público, también ya cansado de karaokes televisivos de diseño quiere escuchar música. A desear que en las próximas festividades además de las charangas y lo que mande el guión vuelva a haber espacio para la música creativa.
Nota: publicado en el Diario del AltoAragón y publicado con permiso de su autor. Gracias a ambos.