El circo foral de la música
Por Carlos Pérez* (Octubre 2002)
Seguimos jugando al esperpento. El conservatorio superior de
música de Navarra plantea con su quehacer un ejercicio de distinción entre la
hipocresía y la ignorancia. Descartemos la primera de buena fe y quedémonos
con la segunda. La segunda si bien no es maliciosa si es peligrosa. Que la
líneas maestras de la educación musical queden en manos ignorantes resulta
ciertamente peligroso para la salud musical de nuestra comunidad.
La implantación del grado superior en Navarra ha traído
consigo a su vez la implantación de la asignatura de jazz como materia de
estudio. Algo positivo por naturaleza tras años de rechazo en la sala de
profesores y por qué no decirlo entre parte prejuiciosa del alumnado. Sin
embargo las alegrías no suelen venir juntas y lo que en teoría es positivo en
práctica no lo es tanto. El desarrollo de las pruebas de profesorado ha
mostrado carencias cuando menos preocupantes a nivel organizativo. Carencias que
siempre por supuesto paga el alumnado. La lógica clama presencia de
especialistas en el tribunal. Razón no falta cuando lo que se va a escoger es
al personal encargado de formar a unos alumnos cuyo carrera posterior como
profesionales de la música depende en gran parte de los conocimientos
adquiridos en su etapa formativa.
Pero la lógica va por un lado y la realidad por otro. La realidad puso en
tribunal nombres cuyos conocimientos en jazz van en paralelo a mi nivel de
conocimiento de la lengua suahili (¿?). En todo caso, poco importaba o no la
presencia de especialistas cuando ciertas plazas estaban adjudicadas de
antemano. Un sistema de sospechosa valía otorga ventaja inalcanzable a
catedráticos de siglos pasados. Se cierra el paso a nombres de mayor formación
y valía pedagógica. Primer perjudicado: el alumno. La esperanza en la ley. La
Logse incluye con lógica entre otros un examen al profesorado para evitar
acomodo en plazas. La realidad sigue esperando. Pero ¿será suficiente dentro
de dos o tres años la cantinela de "por lo menos ha arrancado el superior"?
El conservatorio aduce causas sociales para la inclusión del
jazz como música de estudio en el superior. La sociedad demanda música moderna
y se ejemplifica en voz de la directora del centro Salud Bueno con datos: "según
la SGAE de cada 15 discos que se venden uno es de clásica y los otros 14 de
moderna". Conclusión: incluímos jazz en el superior. Si es esa la
verdadera razón esto nos llevaría a cuestionarnos porqué no pop y rock en el
conservatorio. Si éste atiende a las demandas de la sociedad los datos indican
que los mejores profesores de la actualidad llevan el nombre de Chenoa o
Bustamante. ¿O acaso entre los 14 discos se incluye alguno de jazz?
Quizá la razón no sea social. Quizá siga siendo una razón
prejuiciosa que busca en datos de venta discográfica una excusa razonable para
su implantación. La realidad musical que el conservatorio acalló durante
tantos años da ahora cifras más fiables que las de venta comercial. 41 de 61
alumnos de superior son alumnos de jazz. Hipocresía o ignorancia.
El esperpento de la Navarra musical añade esta semana un
nuevo matiz. El futuro Auditorio de Navarra (Baluarte) programará rock siempre
y cuando el espectador permanezca religiosamente sentado en su asiento.
Prejuicios de desperfecto en relación al gusto musical. Me temo que la entrada
incluya camisa de fuerza.
*Carlos
Pérez es trompetista y presentador del programa de radio "El Club de
Jazz". El texto es una transcripción del comentario realizado en el
programa de radio el día 25 de octubre de 2002.