Comentario: Admito sin problemas que
unos años antes cuando me invitaron a un concierto
de los mejores músicos del free jazz (también
llamado de vanguardia), realmente me sorprendió. Estamos
acostumbrados a los grandes del pasado: Coltrane, Mingus,
Monk, Miles, etc..., a veces soñando haber nacido antes
para disfrutar de ésa época en directo.
Hoy en día hay muchos músicos
imitando a sus ancestros y aprendiendo de sus lecciones aunque
aquellos permanecen insuperables.
¿Cómo puede ser? Bien, a veces
el problema es lo que pensamos. Creemos saber lo que es la
música, la etiquetamos: jazz, free jazz, funky, negra,
afro-americana, europea, etc...
Nuestra necesidad de clasificarlo todo puede
dificultarnos ir más allá, superar los límites,
explorar. Como oyentes o músicos podemos ser prisioneros
de nuestros propios prejuicios, y así, vallar nuestros
conocimientos tal como nuestras vidas. Si no experimentamos
no podemos conocer nuevas cosas.
Por lo tanto, es mejor que aprovechemos la
oportunidad de conocer algunos de los mejores músicos
de la escena actual. No los prefabricados por la industria
musical sino aquellos que por méritos propios, con
su esfuerzo comparten su don con nosotros.
William Parker…(WP) ¿Bajista?
¿Músico? ¿Poeta? Sea componiendo para
una orquesta o un dúo, tocando solos en un cuarteto,
su presencia es notoria aunque parezca reservado, humilde,
un hombre en la sombra... aunque de sombra nada, porque la
ilumina con su música.
Hamid Drake. (HD) No hay ritmo que no pueda
tocar, desde Jazz a Reggae, desde libre-improvisaciones a
variaciones clásicas. No sólo es ritmo sino
también armonía. Ritmo, la última frontera
de la música, el territorio que explora incansable
y felizmente con pasos firmes y seguros de uno a otro confín
desde donde el ritmo nace, descubriendo la magia de la música
y la vida.
Sea tocando la batería, los tambores
o cantando cantos místicos con su voz profunda, llega
a todo el mundo a través de su atmósfera positiva.
Energía que emerge de la batería e inunda al
público.
Peter Brötzmann (PB), la “parte
dura” del grupo, el “padre” de los libre
–improvisadores en Europa. Muchos años de incansable
peregrinación y de varias formaciones, tríos
o su famoso tenteto. Brötzmann da voz a la furia. Nuestra
furia saliendo a través de su saxo. Es imposible resistir
el impacto de sus terremotos sonoros.
El trío, después de un largo
tour, permanece dos días en Italia. En éste
país los promotores son Musicus concentus, que es una
organización con años de experiencia en conciertos
fuera de lo corriente. Expande la cultura de y para la música.
Grandes personas que lo hacen posible, tal como llevar a Florencia
en concierto a Die Like a Dog Trio.
El concierto, acústico, se celebró
en la Sala Van se encuentra situada al lado de una iglesia
antigua.
El trío sólo tiene tiempo para
una prueba de sonido aunque han tocado, muchas veces, juntos.
El local está lleno de gente joven sentados en el suelo
como en un concierto de rock.
W.P. combina un contrabajo y una flauta oriental
creando una atmósfera mística. El concierto
alcanza el cenit cuando W.P. empieza a tocar un instrumento
de dos cuerdas estableciendo un una obsesiva comunicación
rítmica con H.D. a la batería. Ambos músicos,
no necesitan ni mirarse, comparten e intercambian sus propios
mensajes interiores.
P.B. parece ir a su aire, como aparte de
los demás músicos quien dialogan en pulsos rítmicos.
Permanece a un lado del escenario con los ojos cerrados. Aquí
subyace su conexión con la música. Cuando llega
su sólo, arranca gritos de algún que otro fan,
luego interpreta una suave melodía con su clarinete.
H.D. se sumerge y bucea en el ritmo. Durante
su solo, él y su batería parecen fusionarse.
Tras un atisbo a W.P., de nuevo al bajo, se genera una especie
de trance que alcanza al público.
El público entusiasmado aplaude y
pide más, a lo que los músicos le corresponden
con un bis.
Se acaba el concierto con un estado de satisfacción
generalizado que queda plasmado en los rostros de todos.
Stefania Errore