EXPLOSION CONTROLADA EN EL MATADERO
La temporada de conciertos del Centro Cultural del Matadero
comenzaba este jueves y lo hacía con muy buen pie.
Atomic, la revelación de la pasada edición del
Jazzaldia donostiarra, cerraba en Huesca una pequeña
gira española que ha tenido un fuerte eco en los medios
de comunicación.Eso se notó en una sala casi
llena que atrajo además a aficionados de zonas próximas:
Jacetania, Zaragoza o Pamplona. Un público que salio
más que satisfecho abalanzándose sobre el puesto
de venta de discos.
Con todo, la cosa no llegó a mayores. Efectistas,
su actuación fue como una explosión controlada.
La exposición de sus temas sigue los patrones del
hard bop de los cincuenta –los sopladores encajan
perfectamente en esta estética con un pirotecnico
Magnus Broo a la trompeta- para luego acercarse al expresionismo
del free, mas en el sonido que en actitud, merced a las
buenas maneras de su saxofonista Fredrik Ljungkvist que,
aunque situado en un sonido mainstream contemporáneo,
logra acercarse al saxofonismo free de forma creíble,
pero, también, algo limitada. Es en estos desarrollos
donde el grupo alcanza sus mejores prestaciones, aunque
en buena parte de los temas interpretados asumieron pocos
riesgos y estuvieron mas ocupados en interpretar que en
improvisar. Fue en la segunda parte de su actuación
y sobretodo en su clásico “Foom, Foom”
donde se soltaron algo más llegando a anunciar una
explosión “atómica” que por no
terminar de perder los papeles se quedo en “controlada”.
El “patito feo” de la noche resultó ser
el pianista, Hayard Wilk, relegado al papel de bisagra entre
“pitos” y “rítmica” y una
sonorización por debajo del nivel de grupo, poco
pudo hacer por mostrar sus buenas maneras de “pianista
moderno” de las que hace gala en “Postures”
su trabajo a trío. Sí tuvieron mas ocasión
de destacar sus compatriotas de sección, Ingebrigt
Haker Flaten –con un buen solo de contrabajo que fue
adornado con unos apoyos a modo de “conducción”
guiada por Ljungkvist, uno de los momentos álgidos
de la noche- y Paal Nilssen Love que, aunque anduvo comedido,
sí apuntó maneras del porque está considerado
como uno de los mejores baterías de la libreimprovisación
europea de la actualidad. Cambios de ritmos, cortes, escapadas
a otros territorios… pero en su haber también
algún despiste momentáneo.
Aunque no llegaran a poner el Matadero “patas arriba”
como se podía prever, una buena ocasión de
disfrutar del jazz nórdico que se huye de los tópicos
de la new age y las ensoñaciones de paisajes de fría
aridez con esa efectiva mezcla de fondo hardbop y maneras
free. Pura ortodoxia.
jesusmoreno