Comentario:
Ésta es la cuarta visita a España de Ken Vandermark
y a cada visita liderando una banda distinta. La primera fue
el 22 de febrero del 2003 con “LKV” (Paul Lytton
a la batería y percusión y Kent Kessler al bajo),
en noviembre de ese año tocó “Vandermark
5” (Jeb Bishop al Trombón de varas, Tim Daisy,
Kent Kessler y Dave Rempis a los saxos alto y tenor), en mayo
del pasado año trajo a FME o Free Music Ensemble (Nate
McBride y Paal Nilssen-Love a la batería).
Ken Vandermark es uno de los músicos con mayor número
de formaciones distintas en activo. Aparte de las nombradas
se puede añadir a Spaceways Inc., School Days, Sonore,
The Territory Band, Tripleplay, DKV trio, Aaly trio, Free Fall,
etc... Cada una de éstas formaciones tiene sus propios
rasgos musicales característicos, desde muy conceptual
hasta bastante asequible. Sus influencias musicales no sólo
incluyen varios estilos de jazz sino un vasto rango de músicas
como el Blues (Mississippi Fred McDowell), Soul (James Brown),
Contemporánea (John Cage), etc... Dentro del jazz de
vanguardia tiene un gran prestigio internacional, ganado a pulso
y que lleva con la humildad de los más grandes. Éste
universo sonoro le confiere una versatilidad que se manifiesta
en una gran capacidad creativa además de interpretativa.
En Terrassa, Vandermark inauguraba una nueva formación
(Bridge 61) con la que espera publicar su primer disco durante
este año. Las composiciones proceden indistintamente
de cada uno de sus integrantes. En su repertorio se distingue
un amplio espectro en el que tiene cabida desde temas con melodías
y ritmos perfectamente definidos hasta otras composiciones más
cercanas a la libre-improvisación contemporánea.
Bridge 61 resolvió esa noche todo este amalgama de forma
racional y cohesionada. Ese abanico de estilos y las habilidades
de los artistas hizo que el concierto no decayera en ningún
momento. Vandermark, en plena forma, nos brindó con unos
enérgicos e imaginativos fraseos, solos y acompañamientos
con toda su ciencia y saber hacer. Tim Daisy tiene un poderoso
toque de batería, preponderante, casi acaparador, en
algunos momentos llevó el sonido de la banda a los mejores
momentos del concierto. Nate McBride utilizó el bajo
eléctrico en los temas más cañeros y potentes,
especialmente en ese punto se conjuntaba bien con Tim Daisy.
Con el contrabajo se desempeñaba perfectamente con un
sonido bien definido y con personalidad. A destacar por su originalidad
y sonido, una parte del concierto en el que utilizó el
arco frotando y percusionando las cuerdas enérgicamente
hasta deshilacharlo parcialmente. Jason Stein encajaba perfectamente
en la banda, aún teniendo menos experiencia conjunta.
Hizo unos solos memorables a veces a dúo con Ken Vandermark.
El público en general respondió entusiasmado al
evento, siendo una propuesta algo arriesgada y lejos del mainstream.
En un festival que se precie tiene que haber cabida de estilos
para todos los gustos, no sólo los que llenen sino también
los que congreguen a aficionados minoritarios.
Bernat Comerma