Comentario:
Dave Douglas acudió a Terrassa con varias novedades:
grupo (Nomad), disco (Mountain Passages) y sello discográfico
(Kock records). En tono diáfano y comunicativo, además
de presentar a los componentes del grupo, comentó que
para realizar el disco se había inspirado en la música
que se interpreta en el festival italiano “Sunoi delle
Dolomiti” (Sonido de las Dolimitas) celebrado en el pueblo
de Trentino, y a su emplazamiento sólo puede accederse
a pie, por lo que los instrumentos tienen que ser acústicos
y más bien fácilmente transportables.
Según explicó el trompeta, la base estilística
de su nueva obra se podría clasificar en dos líneas
estilísticas: por un lado la intimista y por otra la
que puede escucharse mientras se bebe, es decir más festiva.
Para hacer un símil estilístico en su discografía,
yo diría que ésta nueva obra se asemejaría
a su álbum “Charms of the night sky” aunque
se podría añadir la vertiente folclórica
de la zona geográfica mencionada.
Los músicos tocaban con partitura, aunque a Douglas,
sobrado de facultades, no le hacía demasiada falta ya
que de memoria interpretaba perfectamente complejas melodías.
La banda estaba bien sincronizada y cada músico tenía
un papel esencial en el conjunto para transmitir la música
de forma adecuada. Aún siendo un combo de instrumentos
atípico la combinación sonaba correcta y original.
Marcus Rojas, a la tuba, cubría los sonidos graves a
la vez de proveer un sonido envolvente. Sus dotes técnicos
eran sorprendentes. Eventualmente percutía en la tuba
para obtener nuevos sonidos. Con sus solos ampliaba mucho el
concepto que puede tenerse normalmente de un instrumento que
se considera más bien de acompañamiento.
El toque de batería de Tyshawn Sorey constituía
una sólida base rítmica sobre la que se apoyaban
las evoluciones individuales o conjuntas del resto de la banda.
Era un batería “en la sombra” ya que no era
lo que se llama espectacular pero sí efectivo.
Rubin Kodheli al violonchelo cumplió su papel dándole
al conjunto un aire de música de cámara, en pizzicatto
o con el arco.
Michael Moore se mostró un tanto reservado musicalmente
aunque también demostró puntualmente sus dotes.
El tipo de música que suele interpretar se acoplaba muy
bien al de ésta banda.
La intensidad del concierto fue de menos a más, siendo
la segunda parte la más destacable. Aún así
más que intenso fue un recital con algunos momentos más
interesantes que otros aunque la fórmula musical fuera
en conjunto más etérea, liviana, sin un valor
añadido destacable. Música para momentos de tranquilidad.
Bernat Comerma