Comentario: Asistir a un concierto homenaje a B.B.King no es sino alimentar nuestros oídos de las bases musicales del blues y el rythm & blues. Si al llegar al local nos tropezamos con que los responsables del homenaje son los Andabluses, entonces la diversión y la calidad musical están aseguradas. Y si, para más INRI, la banda sevillana se hace acompañar de una sección de vientos para poner los acentos sobre las vocales, podemos a priori afirmar que el concierto merecerá la pena.
Un refresco de cola y un botellín (con los que recordé que el euro nos ha hecho más europeos) aderezaron la larga espera de casi una hora de retraso sobre el horario previsto. Pero a partir de la entrada en el escenario de la formación, la voz rasgada, casi negra del cantante, el buen acompañamiento de bajo y batería (muy comedidos, sin afán de protagonismo), la guitarra, los teclados y las anotaciones musicales de trompeta, tenor y trombón viajaron sin hacer un alto en el camino durante más de noventa minutos por gran parte de la música negra norteamericana: soul, blues y rythm & blues.
Aun cuando la nota de caché en el concierto fueron The Lucille Horns, vestidos de gala para la ocasión con chaquetas blancas de lentejuelas y pantalón negro (en yuxtaposición con las camisetas de flores hawaianas al más puro estilo Matt Groening, John Lasseter o Will Wright del resto de la banda), el protagonismo fue acaparado por Álvaro Gandul. De pie, frente a un teclado mal anclado al suelo (estuvo a punto de desmontar el quiosco en cuatro o cinco ocasiones), pareció rendir homenaje tanto al recientemente desaparecido Jimmy Smith en los momentos de mayor intensidad con sonido hammond, como al recién homenajeado Ray Charles cuando del teclado brotaban las notas de piano.
Inma Gómez añadió la nota femenina a la noche en uno de los temas, arrancando a los altavoces gritos al más estilo Aretha Franklin.
Una noche muy entretenida, de muy buena calidad musical, y con las notas de humor con que los Andabluses acompañan sus actuaciones. Por desgracia, un concierto casi para los amigos. Y es que no resulta nada fácil amar la música negra norteamericana y vivir en una ciudad tan folklórica como la nuestra. Dar continuidad a estos homenajes es uno de los propósitos de la banda. Esperemos que lo consigan.
Sergio Masferrer