Comentario:
La razón del creciente éxito de este pianista
parisino quedó por completo justificada en la noche de
ayer con la presentación al público sevillano
del trío compuesto por Pilc, Thomas Bramerie y Mark Mondesir.
La sesión comenzó con un medley de más
de quince minutos de duración en el que Pilc, en una
secuenciación de piezas de Thelonious Monk y Wayne
Shorter, hizo alarde de la gran cantidad de recursos con los
que cuenta frente al piano: comienzo muy percusivo, casi abofeteando
las teclas con las yemas de los dedos; armónicos arrancados
al piano con el pinzamiento directo de las cuerdas; continuos
giros de intensidad rítmica… Y tras esta puesta
en escena repleta de estándares, el trío se
detuvo en “Yemen”, original de Pilc, de monotonía
sonora en determinadas secciones, casi sin pisar los pedales
de intensidad, frente a otros de mucha mayor sutileza, y llena
de recorridos interminables hacia agudos y hacia graves sobre
una misma escala. Casi la mitad de la duración del
concierto fue copada por Printemps à Paris, una suite
compuesta de varias partes, y que no es sino una invitación
por parte de Pilc a cerrar los ojos y viajar por los paisajes
sonoros y visuales de la capital francesa. Para terminar,
un Autumn Leaves a modo de bis arrancado por los aplausos
de la sala, y en el que Thomas Bramerie sufrió gravemente
las ganas de retorcer armónicamente este estándar
por parte de Pilc. La química entre la batería
y el piano durante todo el concierto fue más que evidente,
y dejó la impresión de que estos dos músicos
llevan muchos momentos de música compartidos.
El concierto, aderezado con el aire informal de Pilc, con
sus continuos chistes gestuales, con alguna que otra payasada,
ejem, de más, resultó muy entretenido, y desde
luego, de una calidad indiscutible. Esperemos tropezarnos
con este individuo en alguna otra ocasión.
Sergio Masferrer