Comentario:
El miércoles pasado nos visitó Kurt Rosenwinkel,
en una doble sesión que había levantado expectación
entre los aficionados. Y es que a pesar de que nos visitó
hace no demasiado tiempo, la carrera de este guitarrista es
seguida y esperada con ganas en la ciudad. Kurt es un músico
querido y si a eso añadimos un nuevo compacto en el mercado,
no cabe sorprenderse por la afluencia de público, que
provocó una cola considerable y apretones en la sala.
Rosenwinkel, Sanz, Turner, Martin y Ari Hoenig nos deleitaron
con una hora y media de Jazz, en la que los temas escogidos
bien podían haber firmado una banda sonora sin interrupciones
al estilo de Metheny, pero desde la tierra. Qué bien
sientan estos conciertos tras día de trabajo y correr
para llegar tarde. Sorprendente por la humildad con la que este
guitarrista y su única guitarra consiguen llevarnos de
aquí para allá sin apenas darnos cuenta. Si a
ello le añadimos la aportación de Albert Sanz
al piano, pura sensibilidad y creatividad hecha a medida del
sonido de la banda. A un Mark Turner al tenor que dio unas muestras
de su personal aportación al grupo, acercándonos
a otros lugares y demostrando las grandes posibilidades de seguir
desarrollándose. Ari Hoenig, pletórico de fuerza
en la batería y Joe Martin al contrabajo, consiguieron
que nos negáramos a salir de la sala para poder disfrutar
de un minuto más de aquello, robándoselo a quien
fuera.
Angel Palacio Ballarín