Comentario: Podría
decirse que Chema Sáiz se encuentra en lo más
alto de su carrera como solista, tras una temporada cuajada
de citas que le ha llevado, entre otros, al ciclo de Jazz de
Alcobendas, al Directo Jazz de Conde Duque, al Festival Internacional
de Jazz de Vigo y, más recientemente, al Festival de
San Martín de la Vega, que celebraba este año
su octava edición, en la que ha compartido cartel, entre
otros, con el sexteto de Perico Sambeat con excelentes resultados
tanto interpretativos como de público.
Con estos precedentes se presentó el alcalaíno
en el escenario del Velódromo de Galapagar, abarrotado
con la parafernalia de los norteamericanos Manhattan Transfer,
que cerrarían la noche, y con gran afluencia de público
al recinto, dispuesto a no dejar pasar la ocasión que
se le brindaba.
Pese a pagar el peaje en potencia de sonido y luces que su
carácter de telonero le otorgaba, el guitarrista no
se arredró lo más mínimo, y abordó
con seguridad el repertorio bien rodado de “De fuera
a dentro”, su último trabajo hasta el momento.
Abrió la noche el rhythm changes “Kevin”
– tal y como lo presentó su compositor –
llenando de swing contagioso la escena, para continuar con
“Vals en re menor”, al que sucedió un espectacular
arreglo a tempo acelerado del clásico “Round
Midnight”, donde afloró de nuevo la personalidad
del protagonista en forma de introducción a guitarra
sola, deliberadamente desafinada utilizando su inseparable
pedal “Whammy”, para pasar al delicioso “De
fuera a dentro”, que sacó a relucir su faceta
más lírica antes de atacar el riff obsesivo
de “W”. Para hacer honor a su carácter
impredecible y sorpresivo, Sáiz intercaló una
nota de distinción interpretando a guitarra sola el
Preludio nº1 de la obra “El clave bien temperado”
de Bach que recibió calurosa respuesta del público
asistente antes de continuar con “Tampoco te pases”
y clausurar la actuación con el festivo “Al día
siguiente”, trepidante solo de Guillermo McGill incluído.
De nuevo tuvo constancia el respetable de un magnífico
improvisador que sale a darlo todo y deja la piel cada noche
en escena derrochando personalidad sin ahorrar esfuerzos,
acompañado de intérpretes de máximo nivel,
como el tenor de Bobby Martínez, cuya experiencia y
conocimiento equilibra la escena, dando la réplica
perfecta al guitarrista con vibrantes solos, por no hablar
del pulso firme de Tomás Merlo – también
un solista de mérito - y la garantía de Guillermo
McGill, percusionista que no necesita presentación,
quienes prestan su seguridad para que Sáiz arrastre
a su antojo al respetable a sus inconfundibles excursiones
sonoras.
De nuevo Jazz español de altura en escena, demostrando
una vez más que nuestros creadores no defraudan cuando
se les concede el espacio necesario, un espacio que confiamos
no falte en próximas ediciones de GalapaJazz.
Sergio Cabanillas