¡Django Vive!: Tengo
que reconocerlo: hace tiempo que perdí la pista a este
magnífico músico en el que ya casi no confiaba,
pero pronto deje atrás mis dudas y, a ritmo de swing,
melodías, armonías y velocidad de vértigo
me olvidé de mis temores.
Las 23h 9’, ese es el comienzo de algo que parecía
que no iba a tener final; escalas, punteos, todo sin partitura,
tocando lo difícil y pareciendo fácil. Repartiendo
entusiasmo y felicidad entre el público a cubos.
Biréli percute las cuerdas de su guitarra al rascar y
nos lleva a China (si es preciso) sin parar. ¡Qué
stress!
Sin pausa, con mucha prisa y sin regresar hasta el amanecer.
Otra vez la velocidad sideral sí, pero con sentido y
sentimiento. ¡Es a mí a quien le duele la mano
de verle tocar! ¡Es Arte! ¡Monstruo!, le gritan
desde las butacas, y, él a lo suyo que es no parar de
tocar. ¡Aquí ni las baladas son lentas!
¡Señoras y señores muevan sus pies, bailen
hasta desfallecer!
Tengo que reconocer que jamás me impresionó tanto
un guitarrista en directo como Biréli.
Con todo también hubo momentos para alcanzar la madrugada
con paso elegante, con soltura y pasión y, un poco menos
acelerados.
Frank Wolf, ¡qué sorpresa monsieur! Al soprano
ágil, versátil, ¡qué pulmones! ¡Qué
fraseo! ¡Qué técnica! ¡Qué
conversación y, qué velocidad, cómo no!
Monsieur -F.Wolf- toma el tenor para soplar aterciopeladamente,
para acompañar a su líder en hermosas baladas,
demostrando el dominio de sus saxos y, que es un músico
para recordar.
Hono Winstertein, el perfecto gregario-como si de ciclismo se
tratara- sudaba tinta para seguir el ritmo de Biréli.
Excelente músico capaz de no perder comba en ningún
momento y, aunque esto parezca fácil no lo crean, hay
que saber tocar mucho para no desentonar y realizar una labor
tan sorda como importante, efectiva y bella.
Otro tanto podemos decir del bajista D.Imbert, (este mas enjuto
que H.Winstertein) que cumplió a la perfección
el trabajo encomendado sin desfallecer en momento alguno y que
tuvo la oportunidad de lucirse en un mas que decoroso solo.
Buenos músicos todos ellos.
Después de todo he llegado a la firme convicción
que Biréli no existe, existe Django o… ¿Quien
existe es Biréli y no Django?... vaya lío.
Y para terminar, homenaje a la Voz (Frank Sinatra): Fly me to
the Moon versión con la voz del propio Biréli,
como un regalo final, como un llevarnos hasta la luna, como
un sueño hecho realidad.
Pero esto no termina así, como en todas las buenas historias
hay algo más y, ese algo es un tema a guitarra solo que
nos deja sin aliento, sin fuerzas, sin ánima para seguir
aplaudiendo y vitoreando.
¡Bravo, bravo, tres bien, c’est magnifique!
Enrique Farelo/Alkimia