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STANLEY JORDAN TRIO
Jazz En la Costa

  • Fecha: 19 de Julio de 2005.
  • Lugar: Parque El Majuelo (Almuñécar), Granada, España
  • Componentes:
    Stanley Jordan: Guitarra.
    Zirque Bonner: Contrabajo.
    Eddie Baritinni: Batería.


© Diego Ortega Alonso

  • Comentario: Alrededor de media hora fue el intervalo de tiempo que se retrasó el concierto del trío de Stanley Jordan por problemas de los músicos a su llegada al aeropuerto. Quizás fuera ésta una de las razones por las que la actuación resultó desde el principio un tanto fría, ya que es lógico suponer que los músicos no tuvieron el tiempo necesario para recuperar las fuerzas que inevitablemente fatigan cuerpo y mente, en giras como las que se llevan a cabo en verano.

    Sin embargo no creo que fuera ésta la única razón por la que el concierto de Jordan y sus acompañantes fuera excesivamente frío, incluso me arriesgaría a afirmar que las razones no van precisamente por esas lides. Fue más por razones de acople entre los músicos, o sea, entre el contrabajo y el batería con el propio Jordan. Y me atrevería a decir, además, que fue por la anteposición que hizo el guitarrista de la técnica sobre la calidad de sus creaciones, que por supuesto generó una grandiosa cantidad de aplausos entre aquellos que desconocían su virtuoso manejo de la técnica del tapping, pero que para aquellos que ya lo habíamos visto en otras ocasiones, se nos tornaba repetitivo y falto de novedad. Difícil, sin duda de reseñar, puesto que decir “Stanley Jordan” suele irremediablemente equivaler a decir “tapping”, y sanseacabó. Así que intentaré centrarme en el porqué de mis argumentos, más que en el cómo de los mismos.

    La especialización del músico en la interpretación de estándares de jazz y en la readaptación de canciones de mayor índole popular (como por ejemplo de los Beatles o Simon & Garfunkel) puede que gocen de un mayor atractivo para un público poco acostumbrado a los niveles de virtuosismo que generalmente se encuentran en los ámbitos jazzísticos, pero tras veinte años de repetición de los mismos cortes (por citar alguno de los que más aplausos despertaron entre la audiencia, por ejemplo, el “Eleonor Rigby” de los de Liverpool o el “Freddie Freeloader”), pueden llegar a aburrir. Pero vayamos por pasos.

    Para empezar, soy de la opinión de que Stanley Jordan cuando realmente funciona es cuando actúa solo, independientemente de que nos guste en mayor o menor cantidad su abuso del tapping, así como del repertorio que utilice en su concierto: hace justo un año presencié su actuación en el Festival de la Guitarra de Córdoba, en el Patio Barroco de la Diputación, y ante una audiencia limitada a doscientas personas. El ambiente íntimo en el que se vivó ese concierto sin duda ayudó a que se pudiera disfrutar al Jordan más creativo, más sutil en la interpretación de sus temas, y más en consonancia con su forma de tocar. Y este no fue el guitarrista que vimos en Almuñécar, porque el acompañamiento no terminaba de cuajar entre tanta polifonía guitarrística.

    Y es que el bajo de Zirque Bonner y la batería de Eddie Baritinni fueron los que realmente estuvieron fríos en el aspecto musical. El trío no disponía de la solidez que debe tener la sección rítmica de contrabajo-batería, y no lograban fusionar las líneas melódicas complejas que establecía la guitarra de Jordan. Faltaba la cohesión del grupo. Sin embargo en el par de ocasiones que Stanley se quedó solo en el escenario, ese emborronamiento se aclaraba, y venía a demostrar la tesis que planteaba acerca del Jordan solo, que coincidía además con los mayores aplausos de un público sorprendido por la técnica virtuosa del guitarrista.

    Texto y fotografías por Diego Ortega Alonso.