Comentario: Había
expectativas por saber si el cartel del día que el Festival
de Jazz en la Costa dedicaba a la comunión entre el flamenco
y el jazz, todos los músicos actuarían conjuntamente
o por el contrario, el espectáculo se dividiría
en dos sets independientes. Finalmente ocurrió esta segunda
opción, cuando apareció en escena el guitarrista
Emilio Maya, natural de Molvízar, una localidad muy cercana
a Almuñécar. Este músico tiene un amplio
bagaje acompañando a maestros del flamenco de la talla
de Enrique y Estrella Morente, Antonio Canales o Marina Heredia,
así como numerosas incursiones en el jazz junto a Jorge
Pardo, Rubém Dantas o Paul Stocker, y es bastante conocido
por tierras granadinas. De forma que la acogida del músico
fue de todo menos fría.
Tras un emocionante tema en solitario (con las inevitables
referencias a Paco de Lucía, más aún
si cabe, pensando en el trío que nos deparaba después,
pertenecientes ellos al sexteto del maestro de Algeciras),
el público agradeció el precioso inicio del
concierto mientras aparecía en escena el cantaor granadino
Juan Ángel, que sustituía a Víctor Quero,
caído del cartel a última hora. Su arrojo y
su forma de cantar despertaron bastantes olés entre
los que se incluían alguno que otro de un servidor,
que por un lado estaba disfrutando del espectáculo,
y por otro, preguntándose ¿dónde está
aquí el jazz?
El primer set duró alrededor de tres cuartos de hora,
y yo seguía sin encontrar el jazz en ningún
sitio… Está bien que se produzcan encuentros
entre diferentes estilos en un lugar tan idóneo para
ello como un festival de música, pero creo que enmarcar
flamenco puro en un festival de jazz lo único que hace
es impedir el acceso a dichos festivales a aquellos músicos
que sí hacen jazz… Los músicos flamencos
ya tienen sus circuitos, FLAMENCOS, no creo que se trate de
una cuestión de demagogia. Sería bueno que la
organización se plantease, como sucede en otros festivales
(entre ellos, el de Granada, que también organiza la
Oficina Técnica de los Festivales de Jazz), la promoción
de jóvenes intérpretes de jazz. Que para eso
es un festival de jazz.
Guitarrista y cantaor salieron del escenario entre vítores
y aplausos de un público agradecido a su entrega, e
inmediatamente después, y previa presentación,
salió el trío formado por Jorge Pardo, Carles
Benavent y Tino Di Geraldo.
Desde el primer instante se podía apreciar el cariño
que se tiene por las tierras granadinas a Jorge Pardo, aplaudido
durante largo rato, antes de comenzar a tocar la flauta en
el primer tema. Sin embargo, las mayores ovaciones no fueron
para el madrileño, sino para un Carles Benavent pletórico
en su uso de las armonías atípicas que le caracterizan,
unidas a un virtuosismo y una entrega contagiosa, que por
supuesto se agradece. Tino Di Gerlado estuvo correcto en su
papel, dejando los espacios suficientes para que las melodías
respiraran, mas sin dejarlas huérfanas de ritmo.
El trío se encontraba a gusto en el escenario, y eso
se notaba en el ambiente informal que mantenía Pardo
entre canción y canción, bromeando con el público,
mostrándose agradable y como si de una reunión
de amigos se tratase. Incluso se permitió la licencia
de pedir el aplauso a la granadina Chonchi, que se encontraba
entre el público y que es asidua a participar en proyectos
con el trío, entre los que se pueden destacar el fantástico
disco junto a Chano Domínguez “10 de Paco”.
Pero en un ámbito estrictamente musical, he de decir
que a mi modesto parecer el madrileño no arriesgó
en ningún momento, y su actuación se quedó
en un conformismo que resulta algo decepcionante, dada la
indudable capacidad de improvisación y las ganas que,
por otro lado, sí que demostraba Benavent, el auténtico
protagonista musical de la noche, tan original como animoso,
con ese continuo ir y venir sobre la banqueta, disfrutando
de sus ritmos, sin saber si cruzar la pierna, si levantarse
y saltar, o si dar respingos del asiento con giros de cabeza
bruscos, como si quisiera desfogar su música también
con los arrebatos de su cuerpo. Y crucial fue el momento en
el que interpretaron su tema “Viva Cai” que alargada
durante al menos un cuarto de hora, sin duda fue la cumbre
musical de la noche. El resto de temas fueron una selección
de composiciones de los tres músicos, aunque se centraron
principalmente en la interpretación de temas de Benavent
y Pardo. No existió una selección de temas que
conformaran la unidad que supone ha de ser un concierto, más
bien se dedicaron a tocar un tema de uno, otro de otro…
Por último, cuando parecía que todo estaba
prácticamente acabado, el trío llamó
al escenario a Emilio Maya y a Juan Ángel, y en quinteto
nos hicieron disfrutar de un gran momento por medio de la
interpretación de unas bulerías y unas rumbas,
que terminaron de alegrar al personal allí presente,
y que fue de lo mejor de la noche… No creo que un servidor
fuera el único que añorara el poder haber disfrutado
de un concierto con el formato con el que los cinco músicos
se despedían del escenario. Sin embargo, al parecer
el verdadero concierto comenzó después en algún
tablao cuyo nombre y localización desconozco, pero
que, según me han dicho, se prolongó hasta bien
entrada la luz del día. Es en esas circunstancias donde
realmente se debe de poder disfrutar de grandes músicos
como Jorge Pardo y compañía, y de una velada
flamenca, en palabras de un purista, como dios manda.
Texto y fotografías por Diego Ortega
Alonso.