Comentario: Otro de los
grandes conciertos del festival.
Conociendo los discos de la banda, sobre todo Boom Boom y
The Bikini Tapes, teníamos una idea aproximada de lo
que el grupo podía dar de sí en directo. Y la
verdad es que el vértigo del directo beneficia a este
grupo, que no se olvida de las composiciones sino que las
ejecuta con más brillo y energía. Otra característica
de esta banda es que toca mucho en directo, lo que hace que
tenga los temas bien rodados y que los músicos ataquen
las composiciones con confianza y energía. Lo logran
con un equilibrio impresionante entre las partes compuestas
y las partes libres, lo que da como resultado una especie
de free bop muy suelto e inspirado.
No se puede decir que la música sea de influencia
europea o americana, pues en ella conviven la semiología
de ambas orillas del Atlántico. Haker-Flaten, bajista
del grupo, dice que lo que hacen es juntar el free, grooves
y ambientes, y que ni el jazz europeo ni el americano son
una restricción, sino una inspiración que les
hace construir un sonido nuevo y fresco. Según las
palabras del bajista: “Hacemos música para gente
sociable y esperamos que sea entendida de la misma forma”.
El sonido de Atomic es eso mismo, una música orgánica,
fuerte, que resuelve de una vez la cuestión antigua
y recurrente entre los guardianes del templo del jazz, que
no dejan entrar a los innovadores y a aquellos que quieren
destruir esa iglesia, porque la ven reaccionaria y decadentes.
Estos chavales, pues estamos hablando de músicos jóvenes,
también van a la iglesia, también escuchan tocar
a los ancianos, aprenden con ellos, rezan de manera diferente,
son más abiertos. Y no por ello dejan de hacerse entender.
Hablar de los instrumentistas es redundante, pues todos ellos
son músicos de primera, por lo tanto es más
importante hablar de conceptos. Es fantástico cómo
el contrabajo o la batería pueden realizar solos mientras
que el resto del grupo toca al unísono. No es convencional,
en absoluto. Pero, ¿por qué tendría que
serlo? Muchas veces la música del grupo me recordó
a un jazz ya escuchado, como en la segunda pieza, cuando en
un momento en que tocaba el piano acompañado por el
bajo y la batería, comencé a escuchar a Bill
Evans, para rápidamente viajar a unas composiciones
de influencia coltraneana y a registros más modernos.
¿Quieres ver un jazz nuevo, fresco, saludable, con
un fuerte sentido melódico, hecho con ideas frescas
y compuesto y tocado por cinco músicos jóvenes?
Pues vete a ver a Atomic cuando toquen en una sala cerca
de donde estés.
João Pedro Viegas traducido por Diego Sánchez
Cascado