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MEDESKY,
MARTIN & WOOD
X Festival de Jazz de Ciudad Lineal
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Comentario: ¡Mas vale
tarde que nunca!. Por fin hemos tenido la suerte de comprobar
por primera vez en Madrid, in situ, a uno de los grupos más
interesantes del panorama mundial actual.
El grupo nace a principios de los 90 en New York, definidos
por la crítica como jazz alternativo; pero al margen
de etiquetas que nos sirvan para entendernos, esta banda práctica
la fusión -actualizada a los tiempos que corren- tal
como lo hicieron otros en épocas pasadas. En estos momentos
bandas como Niacin y los muy poco reconocidos Wingnut podrían
compararse en estilo, calidad y filosofía musical.
Eran aproximadamente las 21:15 cuando hicieron acto de aparición
los tres miembros del grupo, recibidos con impaciencia, algarabía
y una “lluvia” ingente de flashes fotográficos
-sorprendente que no causara protestas en los músicos-
por parte del numeroso público que abarrotaba la sala.
Comenzaron a tocar el primero de los temas, ó más
bien varios enlazados unos con otros, ofreciendo toda una gama
rica de formas que van desde el sonido típico del jazz-rock
progresivo de los 70 a otras de lo que podíamos denominar
free jazz-rock con el piano como instrumento de percusión,
llegando a recordarme a un tema de Pete La Roca -Bliss, de su
álbum Turkish women at the Bath-, o a pasajes de The
Art Ensemble of Chicago en su manera de improvisar. También
con excelentes solos de órgano Hammond B-3 a cargo de
quien parece llevar la “voz cantante” en este grupo,
J.Medeski. Sus intervenciones fueron lujuriosas, llenas de disonancias
retorcidas y teclados desfigurados, llegando a alcanzar por
momentos un sonido de alto voltaje y teniendo a su más
fiel aliado en Ch.Wood en el contrabajo, con miradas constantes
para seguir la pauta marcada por aquél.
En cuanto a B. Martin utiliza todo tipo de recursos para obtener
lo que el grupo y él mismo precisan, entre los que podemos
encontrar flautines, campanitas, cencerros, maracas o incluso
juguetes -esto último muy del agrado de los músicos
libre improvisadores.
Con todo lo anteriormente expuesto el combo alternó momentos
flamígeros y lisérgicos con otros de gran belleza
y serenidad, llegando a terminar este primer corte tras 33 minutos
aproximadamente y levantando los aplausos del respetable.
Dio para mucho este inicio de concierto pero aún debía
dar mucho más, y es que la batería de Martin mostró
toda su contundencia, el bajo eléctrico de Wood su potencia
y. el hammond de Medeski volvió a ser ácido, corrosivo,
de ritmos sincopados, de hip hop y de mucho groove. ¡
Marcha, marcha y marcha!. Energía y control, inteligencia
y otra vez ritmos demoledores, aplastantes y rompedores hasta
el delirio.
La improvisación juega un papel decisivo en el directo
del grupo, distinto sin duda a lo hecho en estudio, más
controlado, más formal, más calculado, donde los
temas son más cortos en duración.
Y aquí pareció terminar la actuación, 68
minutos que nos supieron a poco, pero en realidad sólo
fue un pequeño paréntesis para la presentación
de los músicos, que corrió a cargo de Martin.
Después de esto el concierto pareció caminar por
otros derroteros, con un particular cha cha cha -París
que lindo París ¡oh la lá! cha cha cha-
que cantó Martin.
Tras esto se volvió a la senda perdida y un solo salvaje
como pocos de Ch.Wood al contrabajo me hizo pensar en las trompetas
de Jericó –sí, aquellas que derrumbaron
los muros- pues fue tal su virulencia que el sonido rebotaba
en las puertas de entrada del salón de actos pareciendo
derribarlas. No se limitaba a tocar si no que golpeaba sin piedad
las cuerdas y el cuerpo del instrumento, como si lo quisiera
reventar.
Y ahora sí, el concierto tocó a su fin. Los músicos
se retiraron del escenario para volver a salir e interpretar
su último número, con solo incluido de Martin
a la batería, el vigor de Wood en el bajo y los virtuosos
toques chispeantes y entrecortados de los teclados de Medeski,
y... una despedida que esperemos sea solo un hasta pronto.
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