Comentario: Gran expectación
ante la primera visita de MMW a Madrid. El auditorio,
abarrotado, recibió con jolgorio al grupo, que sin más
dilaciones comenzó con un recital lleno de diversión
e ingenio.
MMW, apenas sin interrupciones y durante una hora y tres
cuartos, no ofrecieron un concierto memorable, pero dejaron
con un buen sabor de boca al público congregado para
la ocasión. Su repertorio pasó tanto por temas
de su último disco, así como canciones más
clásicas y celebradas del resto de su discografía.
Billy Martin, nada más tomar posición, nos
enseñó toda clase de instrumentos, cacharros
y muñecos con los que amenizar las primeras canciones.
Según fue avanzando el concierto se concentró
más en la batería, los muñecos no dan
mucho de sí, donde se liberó del corsé
del estudio mostrandose mucho menos rutinario que en los discos.
En el centro del escenario Chris Wood, enérgico, fue
aumentando progresivamente su presencia en el concierto; imaginativo
en el acompañamiento, nos hizo vibrar con un magnífico
solo de contrabajo mientras usaba la caja de improvisada percusión,
y con un bajo eléctrico que en momentos parecía
una guitarra. El característico sonido del Hammond
de John Medeski nos ofreció solos e improvisaciones
notables, siendo el menos espectacular, pero el más
contundente; se movía a gusto entre su parafernalia
de teclados y, aunque se sentó muy poco ante el piano,
nos ofreció una breve pero gran intervención
con este instrumento.
En definitiva, el concierto se desarrolló dentro
de la mezcla de jazz, funk, rock y música electrónica
característica de MMW. Sin la producción que
llevan sus discos ganan en imaginación y libertad,
se aprecia la compenetración como grupo y la calidad
que tienen como músicos. Se echa en falta que este
tipo de conciertos no se organicen en otros sitios, (El San
Juan Bautista es muy acogedor y se oye bastante bien, pero
no puedes bailar) más adecuados para este tipo de grupos
y este tipo de música.