Comentario: En el barrio
madrileño de Chueca hace un par de meses se inauguró
el sofisticado Bogui Jazz (merece la pena conocerlo, un gran
anfitrión), donde, con 20 minutos de retraso por el que
se pidieron disculpas, aparecieron, con humildad y simpatía
The Vandermark 5. Un puñado de personas nos encontrabamos
para disfrutar de uno de los grandes músicos del jazz
actual.
El concierto transcurrió, principalmente, con las
ultimas composiciones de Vandermark, ya con Tim Daisy como
batería, como una magnífica “Suitcase”,
en homenaje a Ray Charles, Elvin Jones y Steve Lacy. Tambien
hubo tiempo para una nueva composición donde las pausas
se convirtieron en lo más destacable, convirtiendose
cada nota tocada en una interrupción.
El cello, desconocido para mí junto a Vandermark
de Fred Lonberg, empezó un poco fuera del grupo llegando
a ser incluso estridente en el primer tema, fue canción
a canción tomando peso en el concierto, dando al quinteto
un aspecto más rock en algunos momentos, sobre todo
tocando a dúo junto a Kent Kessler. El contrabajista
demostro la clase que tiene como músico, acentuando
el protagonismo de los vientos. Tim Daisy estuvo al nivel
y sostuvo al grupo rítmicamente. Los solos frenéticos
de Dave Rempis hicieron estremecerse al público, su
manejo del saxo alto es hipnótico, y con el tenor se
compenetraba perfectamente con los clarinetes de Ken Vandermark.
El de Chicago estuvo impecable, el saxo barítono se
ha convertido en su instrumento habitual y lo maneja tan bien
o mejor que el tenor, sus disonancias increibles, y sus improvisaciones
muy creativas.
The Vandermark 5 trajeron a Madrid lo que se esperaba de
ellos, una mezcla de hard-bop y free jazz. Se apreció
su gran capacidad como grupo y la alta calidad de las improvisaciones.
Una hora y cuarenta minutos que hicieron disfrutar a la pequeña
familia que nos reunimos en el Bogui Jazz.