Comentario: Con un poco
más de retraso de lo habitual, salen al escenario para
iniciar el concierto, sin preámbulos ni presentaciones.
¿Sería por la tardanza?.
Pero en principio otra duda es lo parecía que distraía
la mente,-por lo menos a quienes la teníamos- ¿Quién
será este Avishai Cohen, el de The trumpet Player ó
el bajista del grupo Origin de Chick Corea.?
Parece que la duda se disipó pronto, al ver que este
es bajista, y aquél trompetista, y que a pesar del mismo
nombre y casi origen; uno es de Jerusalén y el otro de
Tel Aviv, no son sin embargo, ni tan siquiera parientes.
Aclarado este extremo se trataba de ver en acción a los
otros componentes del trío; Sam Barsh y Mark Guiliana,¡
músicos bastante desconocidos por estas tierras, la verdad!,
pero que sin embargo desde el primer momento no decepcionaron,
ni mucho menos.
Y es que este trío-complementado por más elementos
en el disco At Home- se muestran como profesionales de talento,
destreza con sus instrumentos, de fácil fraseo, espontaneidad,
emotividad y simpatía.
Combo de embalaje perfecto, de confianza recíproca y
aires festivos, sobre todo en la parte adicional del concierto
con dos temas extras donde el “funkeo” del bajo
eléctrico de A.Cohen, recordó al desaparecido
Jaco Pastorius, ó bien Sam Barsh con la melódica
recordando a Duke Ellintong con su clásico Caravan.
Pero hubo mucho mas esta noche en el Jonnhy, pasajes y paisajes
de evocación otoñal, cual postal en blanco y negro,
poesía de jazz de cámara, sencillez, música
directa sin dobleces, un proyecto elegante que en ocasiones
recordó a Esbjorn Svensson trío y, en otras A.Cohen
con su arco fluido, ligero y lírico a Miroslav Vitous.
Y no menos cierto, es que Avishai tuvo su momento mas feliz
a la hora de improvisar un solo mas que sobresaliente, de sonido
claro veloz y contundente como el rayo y, no solo eso, sino
que además el recurso del golpeo del “contra”
como instrumento de percusión, tuvo mas que sentido,
sobre todo en sus deslumbrantes juegos con el batería
Guiliana. Y ya que mencionamos a Mark, señalar que supuso
toda una sorpresa por su excelente toque original, contundente
y rápido como pocos, toda una máquina con los
parches, y especialmente en su solo, con Avisahi y Sam acompañándole
con el “contra” y el piano en los coros.
De Sam Barsh, lo más importante a destacar es su emotividad
y su sensibilidad, su ternura llegaba a convertirle en un pianista
de canción de cuna. Técnica de música clásica,
principalmente romántica, lírica y ensoñadora,
lo que le restaba algo de contundencia,-que quizás no
necesitara- un pianista que encajó como anillo al dedo
en el trío. Y del que quizás abría que
“responsabilizar” de buena parte de la sensibilidad
demostrada a lo largo de la noche, e incluso podríamos
hablar de jazz neorromántico
Aires frescos, de optimismo, simpatía y juventud. ¡Qué
os vaya bonito, tan bonito como vuestro concierto en el Jonnhy!
El numeroso publico que os recibió, os despide con un
cariñoso y efusivo hasta pronto.
Enrique
Farelo