Comentario:
El concierto de Melvin Rhyne y su cuarteto (que se había anunciado con la presencia del mítico batería del grupo de Miles Davis, Jimmy Cobb), se presentaba en Terrassa como un reclamo de la gran tradición del órgano Hammond. Sin embargo, además de ser una muestra de esa tradición, el evento tuvo mucho de decepción.
La sustitución del batería Jimmy Cobb por Douglas Sides hizo que muchos aficionados se sintieran de entrada desilusionados (más de uno acudió al concierto para ver exclusivamente a Cobb) y en líneas generales acabó con una muy floja actuación del cuarteto de Melvin Rhyne, salvo algunas excepciones.
Melvin Rhyne es junto a Jimmy Smith, Jimmy McGriff, Larry Young o Lonnie Smith, uno de los grandes valedores e interpretes del órgano Hammond. En la actualidad sigue muy activo, manteniendo firme la gran tradición de este instrumento, pero ello por si sólo no es suficiente para desarrollar un concierto. En Terrassa se pudo observar como Rhyne desplegó la musicalidad típica del órgano Hammond, pero de una forma muy previsible y sin mucha originalidad en sus desarrollos, lo que derivó en momentos aburridos y de poca sustancia.
El concierto, que tuvo dos partes, comenzó de una forma interesante pero se fue diluyendo y perdiendo consistencia musical. Tan sólo las aportaciones de un estupendo Eric Alexander y de un más que correcto Peter Bernstein, salvaron la velada del aburrimiento que se nos venía encima a todos los aficionados allí congregados. De Alexander cabe resaltar su estupenda musicalidad, así como la ejecución de unos solos elaborados y complejos, ricos en matices y sonoridades. Este saxofonista estadounidense presentó de forma clara sus credenciales a los aficionados de Terrassa, lo que permitió comprobar lo perfectamente asumida que tiene la gran tradición del saxo y del lenguaje hard bop que desarrolla, todo ello con un clara personalidad interpretativa; apuntar la magnifica versión que interpretó del tema de John Coltrane “Naima”. Por lo que concierne a Peter Bernstein
–un músico perfectamente conocedor de la tradición del trío con órgano– señalar que sus solos fueron correctos, aportando ligeras pinceladas de su creatividad y valía musical, pero sin caer en excesos y dejando a los aficionados con ganas de un despliegue más efectivo de sus cualidades. Del batería sustituto de Cobb, simplemente mencionar que su interpretación fue anodina y rudimentaria, que bien poco aportó al grupo.
En definitiva, un concierto que prometía y apuntaba a una estupenda velada musical, pero que se quedó en meras intenciones.
Juan Carlos Abelenda.