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EMILIO SOLLA Y AFINES
Madrid

  • Fecha: 9 de Mayo de 2006.
  • Lugar: Café Central (Madrid)
  • Componentes:
    Emilio Solla: piano.
    Gorka Benítez: saxo y flauta.
    David González: contrabajo.
    David Xirgu: batería.


  • Comentario: No son pocas las veces que el jazz ha posado su mirada en los ritmos nacidos al sur de la América del Sur. Desde los tiempos del ragtime, músicos de los más diversos estilos han tomado contacto con ellos de forma constante, ocasional o anecdótica con resultados muy diferentes: Gato Barbieri, Charlie Haden, Paul Bley, Antonio Serrano, John Zorn, Pat Metheny, Adrián Iaies, Dizzy Gillespie, Dino Saluzzi, Gary Burton, Carla Bley, José Reinoso, Gianluigi Trovessi, William C. Handy, Guillermo Klein, Joe Zawinul, Guy Klucevsek, Chick Corea, Joe Lovano, Gerry Mulligan, Branford Marsalis, Richard Galliano, Luis Salinas, Randy Brecker, John Hicks, James Carter, Hermeto Pascoal, Paquito D’Rivera, Satoko Fujii, Al DiMeola, Charlie Mariano, Enrico Rava… por poner algunos ejemplos variados.

    Emilio Solla está sin lugar a dudas entre los que lo hicieron y lo hacen con mayor naturalidad: su estilo es casi impensable sin los acentos del tango, la chacarera, el candombe, la zamba, el malambo, la milonga… Y lo importante, como pudimos escuchar en el Café Central, es que junto a ese estilo hay talento, una serena personalidad y una sabia madurez que le impide caer en los subrayados que muchas veces lastran propuestas de este perfil.

    En el acercamiento a los ritmos urbanos, no aparecen fraseos mimetizados con Piazzolla, ni en las aproximaciones al folclore rural argentino la batería pretende ser una versión sofisticada del bombo legüero, por citar sólo un par de clichés bastante irritantes.

    La gran mayoría del material presentado estuvo compuesto por piezas del pianista mendocino, varias de ellas procedentes de su último álbum, Sentido (Fresh Sound), “sencillamente, uno de los mejores discos de jazz del año” según reseña All About Jazz (con la firma de Joshua Weiner).

    "Tango changes" fue el tema seleccionado para ir mostrando las señas de identidad del grupo. El tenor de Gorka dejaba en el aire un delicado aroma tanguero; Emilio dirigía a sus compañeros con la mirada, trenzaba un bello pasaje con David González y dialogaba con gran soltura con Benítez; David Xirgu por su parte, manejaba las baquetas de un modo sutil e inteligente, como lo haría a lo largo de toda la actuación.

    Siguieron con la contagiosa "Chac-a-Frik", luego con una interesante versión de "Van Gogh" de Ignasi Terrasa, y cerraron el primer set con un clásico del repertorio tanguero: "Milonga de mis amores" de Pedro Laurenz, en el que tras la exposición del tema se formaron unos dúos chispeantes, destacando el papel de Gorka en el manejo de la flauta (instrumento especialmente dotado para la agilidad que reclama la milonga) y el pianismo dinámico pero nunca recargado de Emilio.

    La reanudación arrancó en solo piano con "Bajo malambo", un tema con gran energía en el que Solla percutió por momentos el piano evocando el zapateo característico del ritmo citado en el título.

    "Llegará, llegará, llegará" trajo perfumes de candombe, música rioplatense de raíces negras, especialmente cultivada en Uruguay, en la que destaca el papel de la percusión. El batería de Badalona (que, recordemos, también colaboró con otro pianista cercano al tango: Adrián Iaies) aprovechó la oportunidad para dejar algunas pinceladas de su arte y Gorka Benítez volvió a dejar otro solo de gran inventiva.

    En la siguiente pieza, "El ritmo cambia", composición de Solla con aire de zamba, el pianista hizo gala una vez más de su gran sensibilidad.

    Con "Buenos Aires Blues", ya todo un clásico en el repertorio de Emilio, el cuarteto conducido estupendamente por el pianista finalizó la segunda parte por todo lo alto. David González –que sin tener el bagaje de otros contrabajistas que acompañan a Solla como Horacio Fumero, Pablo Aslán o Patrice Caratini, desempeñó muy bien su papel durante todas la noche- dibujó aquí un hermoso solo en el que no faltó el empleo del arco. El saxofonista de origen vasco se lució con unos fraseos impregnados de carácter porteño y Xirgu desplegó su solo más extenso y potente.

    En el bis tocaron "Una para Gorka", pieza de intenso lirismo, con unos diálogos entre Solla y Benítez como para pedirles un disco a dúo.

    Muy buena actuación de Emilio Solla y afines, un grupo que -a no dudarlo- es merecedor de una mayor atención dentro del cada vez más amplio panorama de nuestro jazz.

    Texto: Sergio Zeni
    Fotos: Pablo Neustadt