Comentario: Tras el magnífico
inicio del año pasado, la edición de 2006 de Imaxinasons
(Festival de Jazz de Vigo) ha servido para consolidarlo como
uno de los grandes festivales españoles. A su amplia
duración (tres semanas) y múltiples propuestas
(conciertos, exposiciones, mesas redondas, conferencias y clases
magistrales) gratuitas en su mayoría, se une la presencia
en su programación de propuestas musicales que habitualmente
(y salvo raras excepciones) no tienen cabida en los festivales
“al uso” que inundan la geografía española
a lo largo de todo el año pero especialmente en verano
y otoño. Estéticamente el festival mira hacia
Europa y no tiene ningún reparo para acoger propuestas
provenientes tanto de España como de Galicia.
Ejemplo de todo ello fue la programación del segundo
de los fines de semana de la edición de este año,
en el que el festival ofreció una propuesta de gran
calidad que abarcó una amplia variedad estilística.
Lluis Vidal – Vermeer
El concierto de Lluis Vidal se anunciaba para la presentación
de su obra Vermeer. Sin embargo, para deleite de
los asistentes al concierto y supliendo la corta duración
de esta suite en siete movimientos, el músico catalán
ofreció una velada doble con dos propuestas totalmente
diferentes.
La cita se abrió con un concierto a dúo del
pianista con el violinista americano Mark Feldman, uno de
los más importantes del jazz actual y partícipe
en la grabación de Vermeer. A lo largo de
50 minutos estos dos músicos improvisaron sobre un
repertorio con influencias de la música contemporánea,
basado en obras de su propia autoría y en el que también
cupieron composiciones de otros importantes músicos
pertenecientes a la escena de la libre improvisación
y el jazz contemporáneo como Sylvie Courvoisier. En
su discurso se escucharon melodías llenas de lirismo,
ambos músicos discurrieron mano a mano por momentos
más abstractos e incluso en algún momento se
escucharon referencias al mismísimo Thelonious Monk.
En la segunda parte y tras diez minutos de descanso, tuvo
lugar la presentación de Vermeer. En 2001
esta obra se presentó al público, realizada
por encargo del ya extinto festival donostiarra Plaza (concierto
disponible en el sello Jazzle, distribuido por Karonte). Con
una orientación más cercana a la música
clásica que al jazz, esta obra se basa en distintas
danzas antiguas (minueto, rondó, zarabanda y giga)
y está escrita para una formación de piano y
clavicémbalo, saxo soprano, trompa y un cuarteto de
cuerda integrado por dos violines, viola y violonchelo. A
pesar de sus aires clásicos, donde predomina lo escrito
casi totalmente sobre lo improvisado, su interpretación
permitió disfrutar con una propuesta radicalmente distinta
a lo ofrecido en la primera parte, con momentos de una gran
belleza.
Italian Instabile Orchestra
Apenas una hora después de que finalizara el recital
de Vidal, se presentó en concierto al aire libre la
Italian Instabile Orchestra. Esta formación mostró
con su concierto vigués algunos de los motivos que
la acreditan como una de las más importantes y divertidas
del jazz europeo.
Entre sus integrantes se encuentran algunos de los mejores
instrumentistas italianos de la actualidad: el saxofonista
y clarinetista Carlo Actis-Dato, el saxo alto Gianluigi Trovesi,
el batería Tiziano Tononi, el trombonista Giancarlo
Schiaffini o el trompetista Pino Minafra fueron algunos de
los músicos presentes en un abarrotado escenario que
albergaba a una veintena de músicos.
Su estructura en torno a la falta de un líder y director
permitió que para cada uno de los ocho temas que interpretaron,
distintos músicos de la formación se turnasen
en el mando de esta máquina de hacer buena música,
tanto en la dirección como en la escritura y/o arreglo
de los temas.
Estos dos factores permitieron gozar con una propuesta en
la que predominó un aire mediterráneo y festivo
mezclado con un inteligente sentido del humor.
El citado liderazgo compartido fue el causante de que la
Italian Instabile Orchestra nos llevase en un viaje musical
por terrenos libres de la mano de un divertidísimo
Actis-Dato, que bajase (o subiese) hasta Sudáfrica
de la mano de Tiziano Tononi (quien terminó por poner
en pie al numeroso público asistente al concierto),
nos retrotrajese al mejor y más vibrante hard-bop (Paolo
Damiani me hizo recordar la grandeza de las mejores big bands
post-bop) o incluso hasta los tiempos del jazz de la época
pre-swing con Giancarlo Schiaffini arreglando magníficamente
“St. James Infirmary”, una pieza en la que Gianluiggi
Trovesi se permitió uno de los solos más incendiarios
de toda la noche.
Sin duda fue un gran acierto el acercar gratuitamente esta
propuesta al gran público en la noche del sábado.
Louis Sclavis – Masterclass / Napoli’s
Walls
El domingo 25 de junio fue el día de Louis Sclavis.
Desde las once de la mañana y durante dos horas el
clarinetista y saxofonista francés impartió
una clase magistral sobre la improvisación. Su carácter
eminentemente práctico, no centrado exclusivamente
en el jazz, permitió que el público en general
pudiéramos atender y disfrutar de sus explicaciones
sobre cómo entender y afrontar la improvisación.
A su vez, los músicos presentes tuvieron la oportunidad
de trabajar sobre estos conceptos, recibiendo unas clases
prácticas particulares sobre el escenario del Auditorio
Martín Codax del Conservatorio Superior de Música
por parte de uno de los músicos europeos más
interesantes de la actualidad.
Unas horas más tarde y tras la clase magistral con
sus teorías sobre cómo trabajar la improvisación,
llegó el momento de ver su puesta en práctica
en directo con la presentación de Napoli’s
Walls.
Grabado en 2002 y editado por ECM en 2003, éste es
uno de los mejores discos de aquel año. Con una formación
en cuarteto ciertamente inusual (los saxos y clarinetes de
Sclavis estaban acompañados por la voz, trompeta y
electrónica de Mederic Collignon, el violonchelo y
electrónica de Vincent Courtois más la guitarra
de Hasse Poulsen), esta obra ofrece un recorrido mezcla de
historia, antropología y religión por Nápoles,
inspirado por el trabajo del artista Ernest Pignon-Ernest.
Lo mostrado sobre el escenario del Teatro del Centro Cultural
Caixanova resultó ser ni más ni menos que la
puesta en práctica de lo explicado en la clase matinal.
Esto produjo la transformación de lo ofrecido en la
grabación referida, en una propuesta totalmente diferente.
A pesar de conservar la esencia de la obra original por medio
de sus melodías (preciosas), su versión en directo
ofreció un magnífico trabajo por parte de los
cuatro músicos, que permitió una exploración
llena de libertad por una música en la que confluyen
con total naturalidad el jazz, la música contemporánea,
los aires populares, el rock o incluso la música dance,
acercándose incluso al drum’n’bass.
Entre los cuatro músicos destacaron sobremanera Sclavis
(magnífico al clarinete bajo) y Collignon (con su particular
voz, en los ritmos y con el sampler sobre todo, ya que apenas
tomó el fiscorno). Por su parte, Courtois y sobre todo
el guitarrista trabajaron en un segundo plano, no por ello
menos importante: más rítmico el primero (tanto
con el arco como en pizzicato e incluso aplicando sus pedales
para la distorsión), mientras que el segundo estuvo
más dedicado a la creación de distintas atmósferas.
Un nuevo acierto del festival y una nueva demostración
de qué significa el concepto de música viva,
tal y como atestiguaron los aplausos del público asistente.
Conferencia: Fusiones y confusiones: del jazz-rock
a la fusión
El lunes 26 de junio trajo una conferencia y un concierto
a solo del músico italiano Carlo Actis-Dato. En la
conferencia el traductor y periodista Eduardo Hojman trató
sobre la fusión entre jazz y rock. Su escasa hora de
duración apenas permitió profundizar sobre el
tema, a pesar de lo cual este crítico aportó
una serie de opiniones, que ilustró con un puñado
de ejemplos musicales.
Tras esta charla y en la misma sala de conferencias del Museo
de Arte Contemporáneo (MARCO) de Vigo, Carlo Actis-Dato
demostró por qué en algún momento ha
sido elegido por la prensa norteamericana como integrante
de las típicas listas anuales de mejores instrumentistas,
especialmente con el saxo barítono y el clarinete bajo.
Su concierto, de más de una hora de duración,
fue una mezcla de poderío físico (tremendo el
tema con que abrió el concierto al saxo barítono
en un brutal ejercicio de respiración circular), dominio
de los instrumentos (además de los citados también
tomó el saxo tenor), sensibilidad por lo popular (con
melodías que lo mismo provienen de África, el
Mediterráneo o Italia) y sentido del humor. Otro gran
éxito del festival: una sala repleta de público
premió a este gran músico con una cerrada ovación,
preludio a un humorístico bis en el que el músico
terminó su concierto por los suelos.