Comentario: Esperaba el
público cordobés, con una mezcla de impaciencia
y fervor, la actuación del dúo formado por Michel
Camilo al piano y Tomatito a la guitarra, tras su actuación
hace ocho años, en Córdoba, en el Festival de
la Guitarra de 1998.
El dominicano y el almeriense venían de celebrar una
actuación en Copenhague, por lo que cabía esperar
que el peso de los kilómetros hiciera mella en los
músicos. Ni mucho menos, al contrario, desde un primer
momento se les notó con esa frescura característica
del carácter latino.
Tomatito se sienta, coge su guitarra y comienza a desarrollar
una melodía en solitario, mientras Michel Camilo ocupa
su banqueta frente al piano y comienza a palmear lo que resulta
ser una introducción al tango de Piazzolla “Libertango”
(esa introducción tan breve se esbozaba como un “el
día que me quieras”).
El disco Spain Again gira en gran parte en torno
al tango, especialmente con composiciones de Astor Piazzolla,
y así se volvería a apreciar a lo largo del
concierto con temas como “Fuga y Misterio” y “Adiós
Nonino”, todos ellos del compositor argentino. O el
“Aire de tango” del anterior Spain, clásico
de Luis Salinas.
El segundo punto de conexión musical, además
del tango, fue sin duda la bulería, y la rumba flamenca,
así, también fueron aclamados junto a las interpretaciones
del Spain Again, temas como “La Vacilona”
o “A mi niño José”. Michel Camilo,
una y otra vez se llevaba los temas a su virtuoso terreno,
derrochando una felicidad contagiosa para todos menos para
Tomatito, quien se mostraba con una prudencia extrema, con
una elegancia sublime interpretando las canciones como si
quisiera demostrar sin tan siquiera pretenderlo que la música
le fluye del alma como el aire de los pulmones.
Camilo, también para variar, golpeaba el Steinway
con una fiereza que en ocasiones rayaba en lo caótico
frente al lirismo del guitarrista almeriense. Sin embargo,
en los pasajes en los que se encontraba más contenido
en sus arrebatos, ambos parecían tener los instrumentos
interconectados. Los temas constaban todos de la clásica
estructura de presentación, momentos para los solistas
(es aquí donde se encontraba el tercer pilar musical
de dúo: el jazz) y desarrollo final entre crescendos
que propiciaban aplausos enérgicos y continuos saludos
y agradecimientos por parte de un Michel Camilo que parecía
sacar los colores a un Tomatito reservado hasta el extremo.
Conforme avanzaba el concierto se iban acentuando las miradas
de complicidad entre ambos, así como se iban compenetrando
más y mejor. Y, llegada una hora de actuación,
los músicos se retiraron del escenario entre vítores
y aplausos de un público absolutamente entregado, que
fue obsequiado con un par de bises entre los cuales destacar,
sin duda, el último: “Spain”.