Comentario: Nueva visita
de la legendaria banda Oregon a la capital de España.
En esta ocasión, para poner el broche de oro al Festival
que organiza por tercer año consecutivo la Universidad
Complutense de Madrid. Como en anteriores ediciones, la programación
ha vuelto a estar a la altura, brindando en esta ocasión
la oportunidad de disfrutar de la música de uno de los
grupos míticos del jazz contemporáneo. Los aficionados
que se dieron cita en el Jardín Botánico pudieron
saborear a lo largo de la noche los mágicos y característicos
sonidos que se cuecen en el crisol de esta banda creada hace
35 años. Para algunos, Oregon lleva haciendo la misma
música prácticamente desde que nació, sin
embargo es necesario distinguir las distintas fases por las
que ha atravesado para comprender el momento actual en el que
se encuentra el grupo. Hasta el fallecimiento de Colin Walcott
(experto en sitar y tabla india), Oregon añadía
a su música influencias de los sonidos de cámara
occidentales, aportaciones de ritmos tradicionales y, particularmente,
de las tradiciones orientales. Con la incorporación del
percusionista indio Trilok Gurtu, el grupo siguió progresando
por la senda del etnicismo, elementos clásicos, la improvisación
y los recursos más jazzísticos, un tanto comedidos
a veces. A lo largo de este tiempo, ha adquirido mayor protagonismo
Paul McCandless, quien precisamente en el concierto de la Complutense
se mostró muy activo con todos los instrumentos de viento
que suele utilizar, especialmente en el soprano y el sopranino.
Ralph Towner fue de menos a más y empleó una acústica
de 6 cuerdas, dejando para mejor ocasión la de 12 cuerdas,
algo que se echó en falta. Al piano y los teclados aportó
una diversidad de matices que embellecían por momentos
las 8 piezas que interpretaron. Por su parte Glen Moore volvió
a demostrar su sabiduría para dotar al grupo del aspecto
más bucólico y melancólico, tanto en sus
punteos como con el arco. En cuanto a Mark Walker, el batería
cumple un papel diferente al de sus predecesores. Desde su incorporación
hace 10 años, el grupo ha perdido en cierta forma parte
del aspecto más oriental que tan buenos recuerdos nos
traen a la memoria, pero no por ello deja de hacer un trabajo
interesante en una banda que sigue siendo puntera.
El recital fue una nueva demostración de la capacidad
del grupo para crear diversas atmósferas sonoras con
la alternancia de largas improvisaciones que a veces rozaban
la música atonal. Recurrieron para ello tanto a la
instrumentación electrónica como a un armonioso
encaje con los instrumentos acústicos de siempre. Ya
sea con toda la formación tocando al unísono
o combinando dúos o tríos de instrumentos, Oregon
siempre sale airoso, con una belleza inigualable en todos
sus ritmos. A lo largo de las dos horas que duró el
concierto, en el que se combinaron composiciones antiguas,
contenidas en algunos de sus míticos discos como “Solstice”,
o “45th Parallel”, con otras recientes de su último
trabajo “Prime”, hubo espacio para los diferentes
colores de la improvisación. Las composiciones de Towner
y, por supuesto, las de otros miembros del grupo, elaboradas
a veces de forma colectiva, tendían a privilegiar la
cualidad del sonido acústico, la creación de
clímax meditativos y el desarrollo de ambientes básicamente
emocionales. Uno de los momentos culminantes fue la interpretación
de “Distants Hills”, célebre composición
de Towner que aún sigue despertando las emociones más
apagadas.
Sin desmerecer el buen desarrollo general del concierto,
hay que hacer referencia a aspectos como el sonido y la iluminación,
que no estuvieron a la altura de las circunstancias, algo
que se debería tener en cuenta para posteriores ediciones.
En la interpretación del sexto tema, la guitarra de
Towner se quedó muda, lo que propició su lógico
enfado y la momentánea suspensión del concierto
mientras Mark Walker pedía disculpas al respetable.
Este incidente fue la culminación de algunos acoples
que deslucieron el concierto, al igual que la descompensada
iluminación. Aparte de estas circunstancias, el concierto
fue espléndido, y no empañaron la labor conjunta
de un grupo que sigue siendo referencia para los amantes de
la buena música y por supuesto, para sus fieles seguidores,
que casi abarrotaban el Jardín Botánico de la
Complutense. Para acabar, la noche culminó con el tema
“Pageant” del disco 45th Parallel con
el que Oregon volvió a demostrar por qué forma
y formará parte de la historia de la música
contemporánea.