|
|
XI FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ CIUDAD DE SANLÚCAR
- Fecha: 12 al 16 de julio de 2006.
- Lugar: Jardines del Palacio Real, Sanlúcar de
Barrameda, Cádiz.
- Programación:
Jueves, 13 de julio: Lluís Coloma Trio
Viernes, 14 de julio: Kenny Barron Trio
Sábado, 15 de julio: Ester Andújar Quartet
Domingo, 16 de julio: High Groovin’ & Bob Sands
- Formaciones:
Lluís Coloma Trío
Lluís Coloma - piano
Manolo Germán - contrabajo
Marc Ruiz - batería
Kenny Barron Trio
Kenny Barron - piano
Kiyoshi Kitagawa - contrabajo
Tootie Heath - batería
-
Comentario: De una forma
modesta, y con escasos recursos dedicados a la publicidad, los
jardines del Palacio Real presenciaron la décimo primera
edición del Festival Internacional de Jazz Ciudad de
Sanlúcar, un evento al que, por desgracia, resulta complicado
acceder, tanto por la antedicha falta de promoción como
por la complejidad del acceso en coche al recinto (apenas hay
carteles que lleven hasta el Ayuntamiento, sito en el Palacio
Real). Y resulta una verdadera lástima, ya que por la
ciudad sanluqueña han pasado indiscutibles figuras de
la escena internacional, tales como Jack DeJohnette, Terence
Blanchard, David Sánchez, Dave Holland, Paul Bley, Patricia
Barber, Chris Potter, Daniel Humair, Don Byron, John Abercrombie,
Bill Frisell, David Murray, Joachim Kühn o Mal Waldron.
Los tríos de Lluís Coloma y de Kenny Barron, el
cuarteto de Ester Andújar, y el sexteto de los High Groovin’
con Bob Sands como artista invitado fueron los encargados de
dar forma al evento en la presente edición (estas dos
últimas formaciones no quedan reseñadas debido
a un inoportuno resfriado veraniego de este cronista).
Fue el catalán Lluís Coloma el encargado de inaugurar
el festival con un concierto repleto de boogie-woogie
y blues. La exposición de su música fue clara
y sin trampas: sonidos de Nueva Orleáns, una fuerte dosis
de la música de Jerry Lee Lewis, apuntes del rhythm &
blues a lo Ray Charles, y blues, muchísimo blues.
La ejecución de los temas fue impecable, con gran variedad
rítmica en los arreglos entre piano y batería,
pero con el inconveniente de que el trío ahogó
su discurso en poco tiempo. Ni el virtuosismo en los bajos con
la mano izquierda de Coloma, ni el sonido que Germán
arrancó al contrabajo consiguieron sacar de la monotonía
la sesión. Los temas resultaron muy lineales, tanto en
el discurrir de los mismos (intro de melodía + solo de
piano + solo de contrabajo concluso con el acompasado de golpes
de batería + solo de batería + fin melodía
+ coda) como en las estructuras armónicas de éstos
(el esqueleto de la mayoría de los temas fue el blues
de 12 compases).
En resumen, el trío de Coloma ofreció un concierto
de calidad, pero más para estar de pie bailándolo
a ritmo de rock’n’roll que para estar sentado
diseccionándolo con excesiva atención.
De la monotonía armónica del jueves se pasó
a la impresionante riqueza contenida en las manos del maestro
Barron (no en vano, uno de los libros más recurrentes
entre los que empiezan sus estudios de jazz, Jazz Theory
de Mark Levine, está repleto de ejemplos de armonía
extraídos de la música de Barron). Impresionante
desde la primera nota hasta la última. Toda una suerte
el poder ser testigo de cómo el trío enganchaba
un estándar y lo estiraba durante más de diez
minutos sin que éste resultase aburrido, haciendo que
cada una de las notas pulsadas por el piano o el contrabajo
resultase imprescindible para el desarrollo del mismo. Walking
bass a ritmo de bebop a tiempos de vértigo; una
versión con aires de son cubano del “Manha de Carnaval”;
un “Softly as in a Morning Sunrise” al más
puro estilo coltraniano; un siempre merecido homenaje
a Monk con “I need you”; un “Lullaby”,
original de Barron, pero con atmósferas del trío
de Bill Evans, y más, y más, y más…
Si algún apunte negativo tuvo el concierto, fue que el
ritmo resultó demasiado calculado, con un tema de tempo
rápido por cada uno de tempo lento. Pero ésta
es la única tilde que me atrevo a poner sobre el concierto
del Kenny Barron Trio. El resto fue un deleite para los sentidos,
con el placer de escuchar a una formación capaz de condensar
en poco más de noventa minutos gran parte de la historia
del jazz.
|
|
|