Comentario: En estos momentos
hay en Buenos Aires una veintena de vocalistas de jazz en activo.
Entre ellas, Alejandra Martin es indudablemente una de
las más destacadas, incluso no faltan quienes la consideran
la mejor de la escena porteña. Durante tres años
residió en Barcelona y registró para Fresh Sound
su disco
Lush Life (2003), muy bien recibido por la
crítica.
La semana pasada estuvo acompañada en el Café
Central por tres músicos con los que se la vio muy
a gusto. Mariano Díaz (“acaso el mejor pianista
de jazz del Estado“ según José María
García Martínez) está atravesando un
excelente momento, como puede apreciarse en su propio álbum
Plan B. Además de realizar un excelente trabajo
como acompañante, Díaz dejó en sus solos
algunas perlas que elevaron el nivel instrumental del concierto
muy por encima de lo meramente correcto. Víctor Merlo
se mostró seguro, con un sonido contundente que alcanzó
su mayor lucimiento en una gran versión de “Don’t
Get Around Much Anymore”, tema interpretado a dúo
con Alejandra que abrió la segunda parte del concierto.
Luis Cerávolo, director musical de la cantante, estuvo
muy acertado y aprovechó bien sus solos para dar rienda
suelta a su potencia.
© Pablo Neustadt
Alejandra Martin demostró tener una gran variedad
de recursos, predominando en su estilo un tono fresco, pleno
de swing y optimista (Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald en este
sentido podrían citarse como referencias). Si bien
en general su voz transita por modos tradicionales, la vocalista
dejó sobre la tarima del Central algunas pinceladas
muy personales, con una gran capacidad para trenzar sus fraseos
con los sonidos de sus compañeros de cuarteto.
De los standards escuchados podríamos destacar una
hermosa versión de “You Go To My Head”
(de Haven Gillespie y J. Fred Coots), balada ofrecida a dúo
con el pianista, la sofisticada “Lush Life” (de
Billy Strayhorn), “Waltz For Debbie” (de Bill
Evans) con un inspirado preludio de Mariano Díaz, ”Second
Time Around” (de Sammy Cahn y Jimmy Van Heusen) en la
que Martin enseñó su lado más
crooner, o una encendida “Route 66” (de Bobby
Troup) que, en el bis, nos dejó unos solos calientes
de Díaz, Merlo y Cerávolo. También hubo
un acercamiento al pop y al rock con unas arreglos muy elaborados
a nivel armónico de “Here Comes The Sun”
(de George Harrison), “Whole Lotta Love” (de Led
Zeppelin) y “Overjoyed” (de Stevie Wonder). El
toque argentino vino de la mano de dos zambas, “La Pomeña”
(de Manuel Castilla y Cuchi Leguizamón) y “Barco
Quieto” (de María Elena Walsh), versionadas con
un colorido jazzístico sorprendente.
La sala, casi llena, disfrutó mucho del buen hacer
del cuarteto y de la habitual simpatía de Alejandra
Martin. Bueno.