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VII FESTIVAL DE SOTO DEL REAL,” MÁS JAZZ” 2006

  • Fecha: sábado 16 de septiembre.
  • Lugar: Polideportivo de Soto del Real, Madrid.
  • Aforo: Casi lleno
  • Componentes:
    Homenaje a Vlady Bas
    Vlady Bas: saxo alto y clarinete
    José Luis Gutiérrez: saxo alto
    Gilad Atzmon: saxo alto y clarinete
    Pedro Sarmiento: piano
    Baldo Martínez: contrabajo
    Carlos“Sir Charles” González: batería
    Paula Bas: voz

    Gilad Atzmon Quartet
    Gilad Atzmon: saxo alto y clarinete
    Pedro Sarmiento: piano
    Baldo Martínez: contrabajo
    Carlos “Sir Charles” González: batería


Fotografías: © Dog Production, 2006

  • Comentario: Esta séptima edición de Más Jazz ha estado marcada por la figura de Duke Ellington, lo que propició que en el concierto de Vlady Bas su música estuviera presente, sobre todo al interpretar el reconocido y afamado “Caravan”. Tema en el que tuvimos la oportunidad de disfrutar de la presencia de José Luis Gutiérrez al saxo alto, y de Gilad Atzmon, que destacó con un solo que nos hizo presagiar lo que más tarde pudimos disfrutar.

    También sería injusto no mencionar el esfuerzo de Vlady en cada una de sus intervenciones, en las que demostraba su categoría de músico con estilo y personalidad, al que no amedrentan ni la enfermedad ni los años.

    Y que decir de su herencia, en forma de musa del jazz, cantante de estilo y personalidad de ébano, que maneja su voz como instrumento de viento o como suave caricia.

    No puedo pasar por alto la entrega de una placa en reconocimiento a la trayectoria de Vlady por parte de la Asociación Cultural Corazón Partío -organizadora del festival- ni tampoco olvidar la entrega de una escultura por parte de la A.I.E.
    En resumen, grandes dosis de emotividad y sentimiento a flor de piel, en un más que merecido homenaje a una figura de nuestro jazz primigenio, al que no pudieron, ni quisieron, dejar de asistir importantes y primeros “espadas” del periodismo del jazz de nuestro país, entre los que se encontraban Juan Claudio Cifuentes,”Cifu”, Chema García y Alejandro Reyes.

    Tras un descanso para reponer fuerzas y asimilar ideas, salió al escenario el cuarteto de Gilad Atzmon, un músico que conquista al público desde sus primeras intervenciones, con un sonido claro, definido, rotundo, fluido, impactante y directo, que llega con facilidad a pesar de lo complejo de sus maneras. No se le puede negar la inteligencia para manejar un cuarteto que a penas había ensayado el repertorio y cuyos músicos parecen tan diferentes: Sarmiento es un pianista de clara vocación “femenina” a lo Bill Evans; “Sir Charles”, un batería versátil como pocos, cuyas colaboraciones van desde el jazz mas tradicional al mas vanguardista; y, por último, Baldo Martínez, un músico vanguardista y europeo; y es con este último en el que vimos mayor afinidad con Gilad por su probada y premiada heterodoxia.
    Porque Gilad domina por igual el saxo alto y el clarinete, con excelentes sostenidos, bajadas y subidas de tono que dejan sin aliento en cada una de sus improvisaciones. Improvisaciones en las que aparecen, como si de un collage se tratara, fragmentos de temas de cualquier estilo o procedencia, desde la “Pantera Rosa”, “Sonrisas y Lágrimas”, “Strangers in The Night” o pasodobles de nuestra fiesta nacional, convirtiendo su música en una infinita fuente de sorpresas.

    No faltaron a la cita, no obstante, standards como “Autumn Leaves” o “My Funny Valentine”-con el que terminó el concierto- que administró con precisión matemática, hasta el punto de utilizar solos a capella con el saxo alto, o propuso dúos de clarinete y piano con Pedro Sarmiento, donde no faltaron ni la melodía ni la armonía .También hubo estudios de música de cámara que nos llevaron a reminiscencias de compositores rusos, como Rimsky-Korsakov. Pero también a dúo con Baldo, en una combinación de estéticas opuestas, pero conjugables, espontáneas y sinceras, cada uno en su sitio y ambos en los dos. Y en trío, donde Gilad dejó hacer a quienes también saben, Baldo, Sarmiento y “Sir Charles”, lo que indica que, a pesar de ser un líder natural, de personalidad arrolladora, es capaz de democratizar su grupo.

    Pero fue con el cuarteto cuando se alcanzó el momento más incendiario, protagonizado en un primer instante por Gilad, con su saxo alto angustiado y estresado; y por “Sir Charles”, en una paradójica batería de vértigo y terciopelo, al que acompañaron después el “efusivo” contrabajo de Baldo y el piano de Sarmiento,- para completar el combo-, sacando del público “palmas de brasas incandescentes”.

    Público, que se marchó a casa con la satisfacción emotiva en el corazón de haber homenajeado a una leyenda viva del jazz como Vlady y haber disfrutado de la inteligencia de Gilad Atzmon, alimento del intelecto.

    © 2006